El ministro de Defensa de España visita El Líbano y supervisa el despliegue de las tropas españolas en la FINUL ampliada.
Nadie en el mundo árabe ni en Occidente parece apostar hoy por el diseño global que llevaba implícito las negociaciones de paz: un Oriente Medio estable, un mundo árabe pacificado y en paz con un Israel económicamente integrado en la región, y dos Estados, uno palestino y otro israelí que, aunque definitivamente no sientan ninguna simpatía el uno por el otro, al menos aceptan cohabitar. Israel y los árabes parecen resignados a aceptar que el futuro pasa por la existencia de un Israel protegido por un muro de hormigón armado, integrado o asociado económicamente de forma privilegiada a la Unión Europea, rodeado de estados y ciudadanos árabes hostiles y garantizada su existencia por Estados Unidos y Europa y en último extremo por el poder disuasorio de un arma nuclear que a fin de cuentas sólo podría utilizar a muchos cientos de kilómetros de sus fronteras.
Lo verdaderamente relevante ha quedado una vez más escamoteado. Ha quedado relegado a un segundo plano el hecho de que el conflicto árabe-israelí sigue sin resolverse, que acumula agravios constantemente que lo hacen en cada ocasión más insoluble, porque cada vez decenas, cientos o miles de personas pierden sus casas, sus medios de vida, y otros muchos simplemente mueren. Los potenciales terroristas o simples ciudadanos perjudicados, agraviados y probablemente afectados por la muerte de algún ser próximo, son cada día más numerosos.
Nada mejor para concluir esta recapitulación del conflicto de Oriente Medio que lo que escribió Jacques Attali, ex consejero francés de seguridad, en el semanario francés L’Express en octubre de 2000 y que hoy cobra plena vigencia. «Hacia donde quiera que se vuelva el Estado hebreo, —afirmaba Attali— todos los escenarios imaginables para el futuro constituyen amenazas para su existencia. Si es la guerra, será una guerra civil que opondrá a colonos israelíes y jóvenes palestinos, niños judíos contra niños palestinos, calle por calle, en las aldeas de Palestina e Israel. Si por el contrario y por un milagro se llega a la paz y se establece un mercado común con todos los países de la región (….) las identidades nacionales se disolverán poco a poco. En particular el Estado de Israel se convertirá en minoritario, demográfica y culturalmente, y será entonces invadido por poblaciones que le son hoy hostiles. Dejará de ser un Estado judío. En los dos casos, el sueño sionista de hace un siglo, está condenado».
Attali recordaba que la paz solo llegó a Europa cuando «los pueblos que la componen comenzaron a aceptar cohabitar después de siglos de matanzas y décadas de desplazamientos de población ». Se preguntaba a continuación si acaso la paz entre Israel y sus vecinos no pasa por escenarios parecidos a los ocurridos entre Alemania y Polonia o más recientemente entre Serbia y Croacia para llegar a entidades homogéneas. Para Jacques Attali los israelíes tendrían que «dejar de querer construir su identidad nacional solamente a través de la propiedad de la tierra y aceptar definirse por su capacidad de promover una lengua, una cultura, un modo de vida, un Libro, y un sistema de valores en el cual la tierra no es más que una dimensión».
Qué no pensaríamos los españoles, a derecha e izquierda, si los órganos oficiales de prensa del Ministerio de Defensa de Israel - o los propagandistas del lobby judío en EE.UU.- dijeran algo así como:
Los españoles tendrían que dejar de querer construir su identidad nacional solamente a través de la unidad territorial, aceptando que el castellano, su cultura, su modo de vida y sueños son sueños del pasado, debiendo dejar que los terroristas de ETA los ataquen y asesinen desde el otro lado de la frontera de Francia tras pasearse allí exhibiendo sus banderas y las fotos de sus líderes y mártires.
Mi respuesta a la pregunta ¿existe un lobby anti-israelí en España? es: si.
Y aventuro que, anclado en mentalidades políticas de izquierdas y de derechas remanentes de los diversos cercanos orígenes, está vinculado a grandes intereses continentales europeos que tienen en el mercado político y económico musulmán garantía de expansión y predominio.
La pieza de Del Pino - ignoro si Luis del Pino pertenece a la saga familiar de periodistas que lidera Domingo- concuerda con las consignas del lobby anti-israeli para la elaboración de argumentarios. Y las consignas son como misiles anti-carro.
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Otrosí, de la bitácora electrónica de Jacques Attali
Les harkis
dimanche 8 octobre 2006 à 20:56
80 000 soldats français abandonnés et désarmés par la France et massacrés sans que l'armée francaise n'intervienne. 90 000 survivants parqués dans des camps entourés de barbelés, parfois pendant plus de vingt-cinq ans. Qui peut imaginer pire? Aprés le succès du film "Indigènes", un autre film, sur les harkis, dans quelques jours, déclenchera peut etre la vague d'indignation et de colère attendue depuis si longtemps. Les harkis ont été reconnus anciens combattants en 1994, mais ils attendent toujours une autre reconnaissance : celle de la responsabilité de l'Etat français dans leur abandon en 1962 et leur massacre par le FLN. Pour avoir esperé, souhaité, et voulu qu'une telle injustice soit réparée, je serai parmi les premiers à espérer qu'enfin ces gens , dont le seul tort est d'avoir cru en leur pays, soit honorés, indemnisés et reconnus.
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Y, para terminar, de una conversación mantenida entre el ministro P. -uno de los más altos funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores finlandés- y el embajador de España en Helsinki, Agustín de Foxá, hacia 1942 y recogida por Curzio Malaparte en Kaputt (Obras de Curzio Malaparte: Barcelona: Plaza&Janes: 1960; pg. 917)
- Savez-vous, m'a dit M. Ivalo, quelle est la différenc entre l'Espagne et la Finlande?
- El termómetro~ respondía prudentemente De Foxá.
- Pourquoi le thermomètre? Non, elle n'est pas marqué sur le thermomètre~ decía el ministro P. con voz irritada~ La différence est que l'Espagna est un pays sympathisant mais pas belligérant, et que la Finlande est un pays belligérant mais pas sympathisant.