10/09/2006

Otros flamencos y los agujeros negros del terror


En España hay mucho flamenco, es notorio. En Bélgica, parece que también, de especie muy parecida.
Mientras, otros flamencos, los de Holanda, donde recibimos una paliza histórica que los alatristes no aciertan todavía hoy a explicarse, trabajan sobre los agujeros negros del terror con un rigor casi inédito en nuestros lares.
Así es, desde luego, en el caso de Rem Korteweg, cuyo análisis Terrorist Black Holes: A study into terrorist sanctuaries and governmental weaknes, publicado el mes de junio pasado por el CSSS de La Haya debe ser estudiado y aplicado en la lucha contra los terroristas, abiertos o encubiertos.
En España deberíamos saber algo de santuarios terroristas surtos, no en estados fallidos, sino en estados muy bien establecidos. Pero no hay estudio público equivalente al de Korteweg. También, ¡ay!, hemos consentido que, en nuestro propio suelo, terroristas de muy diversa especie -nazis, degrelles, muftíes, OAS, nasseristas, guevaristas, narcoguerrilleros- hayan campado por sus respetos durante muchos decenios. Y eso, antes o después, se paga... se sigue pagando.
Una pregunta: ¿por qué, respecto de nuestros locales de ETA y mal que a ellos les pese, compatriotas nuestros, tanta investigación policial, tanta acusación fiscal, tanto juez instructor y tanta sentencia pública y publicada durante casi cuarenta años han pemitido que la banda persista?.
Será porque hay mucho flamenco haciendo el pino... o plantándolos en santuarios virtuales.

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