10/12/2006

Tras el Dia de la Raza: un socialista español por McCain

Miguel Ángel Aguilar, desde pequeñitos, nos tiene enseñadas dos cosas:
  1. Todas las mañanas, al desayunar, hay que leer el ABC, incluso si Anson ha terminado en tocata y fuga (literaria) con Cayetana, y
  2. Dado que los EE.UU. mandan, al menos hay que lograr el sufragio activo en sus elecciones.

De momento, servidor, 'rojo' como es, ante la renovación de escaños en las 'midterms' del próximo noviembre, apoya la reelección de Joe Liebermann como senador por el Estado de Connecticut, en contra la opinión del Partido Demócrata... incluso, uno lo apoyaría como candidato a alcalde de Madrid: no es más de derechas que la mayoría de mis correligionarios.

Pero donde servidor tiene sus más razonables esperanzas es de cara a las elecciones presidenciales, donde desde ya declara que querría votar a John McCain, senador por el Estado de Arizona -mucho indio y mucho hispano en Arizona, saben aquell que diu hubiera explicado el Eugenio-, no mal visto por el Partido Republicano y por los 'rojos' de The New Republic Online, según expresa en el número de esta semana el artículo de John B. Judis, Neo-McCain. The Making of An Überhawk.

Lo que no acierto a explicarme es por qué nuestros celtíberos neo-con no lo han sacado a relucir más. Es un tipo de derechas por sí y por su familia, piloto de combate en Vietnam derribado y torturado por los comunistas (anexa, la foto del momento de su captura), un defensor a ultranza del derecho a la vida del nasciturus...

¿Será por su campaña contra los abusos de Guantánamo y Abu Grahib que dió origen a la bien llamada McCain Detainee Amendment?; otrosí, ¿será por su participación en el llamado Gang of 14, que preservó el derecho de los electos directamente por el pueblo a impedir que ningún candidato a ser juez del Tribunal Supremo sea elegido de modo automático si hay mayoría para ello por el Senado de los EE.UU.?.

Por esas y muchas otras acciones, deseo que McCain sea elegido presidente de los EE.UU.: hasta ahora, me ha demostrado que, hasta donde sabe y puede, sirve bien a la seguridad y la defensa de los valores democráticos universales en los que cifro mis esperanzas como ser humano.

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