7/27/2007

En el camino de Gondar, un año después



La línea de fractura tectónica que dio lugar al Mar Rojo tiene en Yibuti el trazo más visible. Allí, efectivamente rozan Asia y África.

Al norte queda la Península Arábiga, con el puerto yemenita de Adén como peligroso punto de entrada, glosado en su día por el olvidado Paul Nizan, otrora rojo temido por los militares franceses de antes de 1939; después, hasta su muerte en los combates en defensa de Dunkerque, odiado al alimón por nazis y comunistas.

Al sur, el Macizo Etíope, sede del mítico reino de Saba –que los católicos afirman que estaba en el Yemen-, del no menos mítico reino del Preste Juan -al menos en la localización que soñaron los portugueses- , del casi olvidado -excepto en Jamaica- reino del Ras Tafari, aquel que invadió la Italia fascista desde sus viejas posesiones coloniales de Eritrea y Somalia, objeto de una larga campaña que terminó con la rendición del Duque de Aosta en Amba Alagi. No lejos, según las magnitudes africanas, sigue estando las piscinas donde se celebra la Epifanía (vid. foto supra) en la ciudad de Gondar, cuyo castillo portugués fue referencia con la que se abrió hace un año este minarete personal.

De esa línea de fractura tectónica constan tres proyecciones: la que sube hasta el golfo de Suez, la que sube hasta el golfo de Akaba, allí donde fuera fundada en 1948 la ciudad de Eliat y la que da entrada al desierto de Ogadén, bien conocido por los cubanos.

Pero al menos hay una cuarta, no exactamente física: es conocida pero para comprender su detalle de fondo hay que referirse a las palabras con las que Harry Hopkins dio noticia a Churchill en enero de 1941 sobre la decisión de F.D. Roosevelt; citando el Libro de Ruth: “Dondequiera que vayais, yo iré. Y dondequiera que habitéis, yo habitaré; tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”. Y Harry Hopkins añadió en voz baja: “Incluso hasta el final”.

Un año después, en enero de 1942, veintiséis naciones unidas -España no estaba, Etiopía si- firmaron un acuerdo para renunciar a cualquier paz por separado y hacer causa común en aras de “la vida, la independencia y la libertad religiosa, y para preservar los derechos del hombre y de la justicia”, toda una declaración para apoyar la necesaria alianza de civilizaciones.

En África, sobre la línea de fractura tectónica de Yibuti, se está formando otra vez un ejército al amanecer. Mis camaradas harkis me dicen que los precios del suelo están subiendo en Camp Le Monier; también, que a Addis Adeba están llegando, de modo distinto a como lo hicieran en 1941, muchos sudafricanos. Sospecho que una reconstituida Fuerza de Gedeón acudió ya a esa asamblea de hombres y mujeres libres, buscando a quienes esperan con las puertas abiertas en el camino de Gondar para volver a la casa de sus mayores...

Todos los ojos están fijos sobre Darfur, en el Sudán, a la espera de lo que digan las Naciones Unidas sobre la propuesta presentada el día de Santiago por Francia y el Reino Unido.

Para que servidor no pierda rigor mental, como les sucede a los aznaríes, un alma caritativa llama mi atención sobre este ya viejo artículo del año 2002 debido al coronel Lloyd J. Matthews: "The Uniformed Intellectual and His Place in American Arms". En él se comprueba por qué Matthews propone que se use la cabeza para cosa distinta que embestir. Los combatientes civiles y militares españoles pueden tomar nota del seminal y profético libro por él editado en 1998, Challenging the United Stares Simmetrically and Asimmetrically: Can America Be Defeated?, en el que se encuentran muchas referencias a España, útiles también aquí hoy.


1 comentario:

El Alijar dijo...

¡Magnífica entrada!
No conocía el libro del Col Matthews. Es impresionante tanta lucidez.
Enhorabuena por el primer aniversario de este magnífico blog.
Un afectuoso saludo