7/25/2007

Santiago y abre España

Hoy es el día de Santiago, patrón de España.

De quien está enterrado en la ciudad de Compostela hay quien sospecha que se trata del hereje Prisciliano, muerto en Tréveris –para los germanos, Trier- antecedente en el siglo IV de los protestantes de mil doscientos años después… pero no importa el detalle pues la empresa iniciada el obispo Teodomiro y continuada por Gelmirez en las tierras de muy difícil convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos continúa en nuestros días.

Almanzor – una vida paralela a estudiar por comparación con Ahmed Shah Massoud, el Léon del Panjshir, asesinado por dos suicidas de Al Qaeda el 9 de septiembre de 2001- saqueó Santiago de Compostela en el momento álgido de las guerras de religión en la Península Ibérica. De cómo llegó al poder Almanzor en Al Andalus pudieron tomar nota Cromwell, Napoleón o Lenin: “rodeó el palacete de al-Mughira con un destacamento de cien soldados de origen eslavo”…

El ya mentado Gelmirez potenció el culto a Santiago “matamoros”, el apóstol que perdiera frente a Saulo de Tarso –San Pablo- la primera disputa cristiana en materia de teología política: Jacob quería preservar el carácter intrínsecamente judío del evangelio de Jesús el Mesías negando su anuncio a los gentiles en los que Saulo veía claramente la posibilidad de extensión e implantación del mismo. Evidentemente, hasta hoy, los sucesores de Gelmirez en España no cuentan esa parte de la historia, una historia o tradición que por lo demás, en la propia Sede Pontificia, muy atenta a lo íntegramente escrito en el capítulo X de la Epístola a los Romanos del propio San Pablo, siempre ha sido tenida en cuenta, dando lugar a terribles tensiones cuando de proteger o perseguir a los judíos se trataba…

Mi amiga Esther Bendahan, con su artículo de ayer mismo en El País, titulado La Extranjera, se hace eco de la tradición conservada en la isla tunecina de Yerba por la que se peregrina al lugar del entierro de La Ghriba –"la extranjera"- santa mujer judía que llegara a la isla tras la destrucción del Segundo Templo por los legionarios de Tito. Esta historia, paralela a tantas otras en el Mediterráneo, incluida la de los viajes de Santiago a la Península Ibérica, le permite a Esther ser optimista en su valoración del significado profundo de esa tradición de convivencia: “Participamos de identidades sin fronteras definidas, identidades líquidas y permeables. Sólo los que temen los lugares y pensamientos complejos, o sea, los totalitarismos, generan ese odio vano y amenazante”.

Pero Yerba fue también lugar de pendencias, como tantos otros en la Cuenca Mediterránea. No hace mucho, en 2002, Al Qaeda también mató allí, al parecer con financiación procedente de España.

Hoy, día de Santiago, patrón de España, perdedor ante San Pablo, cadáver sospechoso de no ser siquiera el propio, el artículo de Esther me ha llevado a buscar el texto de la autobiografía escrita por el Capitán Contreras, corsario madrileño, admirado por el germano Ernst Jünger, escritor oscuro y peligroso.

En la búsqueda me he encontrado con el hermoso portal Archivo de la Frontera, sostenido desde Alcalá de Henares por el profesor Emilio Sola, autor de libros tan necesarios, hoy, como Cervantes y la Berbería. Cervantes, mundo turco-berberisco y servicios secretos en la época de Felipe II (1995), Historia de un desencuentro. España y Japón, 1580-1614 (1999) y Los que van y vienen. Información y fronteras en el Mediterráneo clásico del siglo XVI (2005). El portal Archivo de la Frontera proporciona acceso directo a textos producidos en medio de grandes guerras y de guerras irregulares en el Mediterráneo y otros lugares. También, cómo no, atiende la memoria de Cervantes...

Pero no hay tiempo para leer o releer esos textos y tantos otros.

Basta con encomendarse al santo de Compostela, como Esther se ha encomendado a la santa de Yerba, a nuestro modo:

Santiago y abre España.

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