3/04/2007

Desde Srebrenica, pasando por Sudán y Polonia


Los vieneses de El País cargan la suerte sin entrar a fondo en "¿A quién le importa Srebrenica?".

Destacan que "El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya considera que la matanza de 8.000 musulmanes en Srebrenica en julio de 1995 fue un acto de genocidio, pero absuelve a Serbia de tener una responsabilidad directa en los hechos".

Se muestran escandalizados por dicho dictámen judicial. Pero el escándalo llega tarde.

Entre 199o y 1995, una coalición de intereses europeos a izquierda y a derecha, apoyó con todos los recursos la destrucción de Yugoslavia. Cierto es que el criminal régimen de Milosevic facilitó en extremo la justificación de dicha destrucción. La descripción de aquel proceso que hizo Samuel P. Huntington en El Choque de Civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial (Barcelona: Paidós: 1997) sigue revelando las estrategias que hicieron que, sin ir más lejos en España, gentes de obediencia vaticana o descaradamente ateas, germanófilos o verdes sin fronteras, españolistas o batasunos varios, lobistas pro-musulmanes o activistas homosexuales en general, vinieran a coincidir en jalear como justas aquellas sucias guerras balcánicas.

Pocos, muy pocos, intentamos que se publicaran artículos y cartas al director buscando equilibrar la presentación que hacían de las causas y consecuencias de las mismas los vieneses de El País, de El Mundo o del mismísimo ABC. Advirtiendo de la influencia que aquellas guerras podrían tener en las mentalidades políticas españolas, servidor publicó en el efímero diario El Sol un papel titulado "Contra la croatización de España"... corría el milagrero año de 1992.

Pero, recordarán, aquellos eran días en que el campo de los "buenos" estaba muy claro... Lejos de cualquier guantanamera futura, la medida campaña contra el GAL se beneficiaba de ese balcánico ambiente de segmentada defensa de los derechos humanos propicio a la injerencia internacional humanitaria y oxigenaba, colateralmente, a ETA.

Toda resistencia realmente efectiva contra el mal parecía, como hoy, inutil.

Hoy escandalizan las decisiones judiciales sobre Srebrenica. Pero se oculta que el cerco a los demócratas serbios impuesto en conjunción por el régimen de Milósevic y los vieneses dejaron libres la manos a los asesinos en lo que una vez fue Yugoslavia, tal como cincuenta años antes había ocurrido. Nadie, en los medios de comunicación españoles, pudo contradecir a el "Conde Don Julián" Goytisolo cuando en tribuna de El País afirmaba campanudo que "los bosnio-musulmanes eran el pueblo más pacífico de Europa" ocultando cómo nutrieron las filas de las SS, aquel ejército pan-europeo, con las bendiciones del Gran Muftí de Jeruralén y el pleno apoyo de los vieneses hegemónicos del momento tal cual muestra la foto inserta publicada en enero de 1944.

Hoy se mantiene velada la masacre continua que se produce en Darfur (Sudán). Precisamente, en los años de aquella infamia que culminó, pero no sólo, en Srebrenica, Osama Bin Laden moraba en Sudán, muy bien protegido. Desde allí, enviaba legados a Sarajevo, para aprender.

Hoy hemos asistido a la "pacífica" secesión de Montenegro respecto de Serbia, muy jaleada por los nacionalistas vascos y catalanes. Es posible que asistamos a la secesión de Kosovo, también, respecto de Serbia. Rusia, renacida como nación pero no establecida como democracia, más pro musulmana y pro alemana que nunca (E.on-Gazprom), avisa contra las consecuencias... con su habitual ojo clínico, los vieneses del sector progre critican hoy a Polonia como si fuera Serbia.

Hoy, acá, seguimos ensimismados... So pretexto de resistencia contra el mal, de momento sólo aspiramos como entonces a obtener cuartillos de voto con qué vencer en elecciones:

¿Nos reconoceremos pronto los españoles sólo como serbios, croatas, eslovenos, bosnio-musulmanes, montenegrinos y kosovares?.

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