Irán anuncia que ha lanzado "con éxito" al espacio un cohete con material "de investigación".
Esta nota de urgencia se ha unido a todos los indicios sobre la búsqueda y obtención por parte de Irán de armas de destrucción masiva, no sólo explosivos nucleares, a la vocación de martirio de los fieles a su régimen mundano revestido como teocracia y a sus muy civilizadas alianzas con inteligentes proovedores y útiles propagandistas.
Parece que Irán y, de su mano, la Humanidad va hacia el despeñadero.
De poco sirve ya que el director de la Agencia de Defensa Antimisiles de los EE.UU., TGral. de la USAF Henry Obering, hubiera afirmado el pasado día 22 de febrero que el sistema de escudo antimisiles propuesto para Europa no va en contra de Rusia, sino de Irán.
Rusia está realizando una magistral partida de ajedrez que se le puede ir de las manos. Su apoyo explícito e implícito a Irán no es más que una de las jugadas de la misma. La adquisición de ENDESA por E.on, que estratégicamente beneficia los designios de Putin en última instancia, es otra. Qué bonitas las patrioteras campañas de "no a los polacos (dícese, catalanes)".
El anuncio de la intención de Blair de estudiar sumarse al escudo antimisiles propuesto por los EE.UU., ya aceptado por Polonia y la República Checa, forma parte de la misma partida. La variante de juego de ajedrez a cuatro bandas es una de las más interesantes y útiles de cuantas existen.
Quisiera tener las dotes de un polaco heredero de los descifradores de Enigma para comprender el juego en todas sus posibilidades. Lo único que sé es que nuestros combatientes están, en Afganistán, en El Líbano y en algunos puertos peninsulares, en primera línea del frente discontínuo donde el juego se desarrolla.
Tal vez los celtíberos neocon nos lo expliquen con una Fórmula Agag más. Pero hoy ya tengo dicho el de Italia no es un buen ejemplo, como no lo es ninguna terra mítica más o menos marbellí. Hasta el propio chófer Alonso -"Asturias es España y lo demás tierra conquistada"- lo ha comprendido.
Y, si no, al tiempo.
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P.S. Al final estamos todos en España determinados por el Tratado de Utrecht, con los efectos que todos vamos conociendo.
De momento, el Debate sobre el Islam en Cataluña está servido. ¿Llamarán, como en 1923, a Martínez Anido? Lo dudo; el desórden está en Madrid, en la calle de Génova.
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