El entonces presidente del gobierno español, Leopoldo Calvo-Sotelo, hombre de derechas españolista de toda la vida, hoy consejero de Estado, sobrino del protomartir de la Cruzada y tío de la actual ministra de Educación del gobierno que preside Zapatero, lo dejó claro: "Malvinas es un problema distinto y distante de Gibraltar".
Y actuó en consecuencia.
España en 1982 estaba inmersa en el juicio del 23-F, ceñido a juzgar los actos más evidentes de la intentona golpista de una facción de las derechas españolas realizada el año anterior usando de un grupo de militares exaltados.
Muy por encima de ello, España estaba cerrando capítulos para su integración en el Mercado Común Europeo y en la OTAN. De hecho, el 30 de mayo, Calvo-Sotelo decidiría ejecutivamente entrar en la Alianza Atlántica; el primer embajador español en el Consejo Atlántico fue Javier Rupérez, que en 2002-2004 sería también embajador en los Estados Unidos, cuando la guantanamera: El embajador en EE UU alertó del riesgo legal de ir a Guantánamo, ayer en El País.
La embajada de la República Argentina en Madrid estaba en la Plaza de Gregorio Marañón. Las Juntas habían establecido en Madrid una red de información e influencia que tenía como principales colaboradores a periodistas que jamás vendieron su pluma pero que solían alquilarla de grado. Quienes repasen las colecciones de ABC, SP, El Alcázar, El Imparcial e, incluso, el peri-izquierdista Diario 16 a partir de 1976 hasta 1983 podrán analizar el alcance y la argumentación empleados en aquella operación.
Lo malo para las Juntas fue que aquellos colaboradores españoles -y otros que no firmaban- también tenían arriendos con, entre otras instancias, la Embajada de Chile en España.
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Un grupo de especialistas llegó en algún momento al Aeropuerto de Madrid-Barajas. Un grupo de apoyo, que incluía a un montonero "doblado" en la Escuela de Mecánica de la Armada en Buenos Aires, les esperaba para darles la oportuna cobertura logística y operativa.
Su objetivo: la ejecución de un ataque sobre la colonia británica de Gibraltar, reeditando los realizados por los natatori del X MAS italiano y los saboteadores del ABWERH alemán en la Segunda Guerra Mundial con apoyo más o menos efectivo de afines españoles más o menos consentidos por las autoridades del entonces Nuevo Estado español.
El grupo de asalto argentino y sus encubridores en España fueron seguidos, filmados y, cuando ya habían adquirido el equipo preciso para ejecutar la operación, detenidos y enviados discreta pero fuertemente escoltados a Buenos Aires-Eceiza.
Calvo-Sotelo había actuado en consecuencia.
Sabía muy bien lo que a España le costó las contemplaciones mantenidas ante las operaciones italianas y germanas de cuarenta años antes. Y no quería que se repitiese la Historia.
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Esta iluminación gibraltareña no ha terminado.
Algunos de los miembros de aquella red de información e influencia son titulares, por sí o mediante testaferros, de cuentas blindadas en ........ (rellénese por la línea de puntos), Marbella y otros hitos mediante.
Quizá dentro de venticinco años todo esté claro, sin necesidad de iluminación artificial.
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El eco afgano
Titula hoy El País Los espías del Ejército alertan del riesgo de más ataques en Afganistán y cita:
A juzgar por los gráficos que mostraron a Alonso en Qala-e-Naw, los militares españoles parecen sentirse apurados. Uno de los cuadros incluía la siguiente comparación: "Zona de Operaciones en Kosovo, 470 kilómetros cuadrados; militares, 587. Zona de Operaciones en Afganistán, 21.858 kilómetros cuadrados; militares, 195".
1909, Barranco del Lobo. 1921, Annual.
No es sólo el número de efectivos, posibles cadáveres. Tampoco es Afganistán, primera línea hoy de defensa de la España que es y de sus intereses vitales, que de eso se trata.
Véase al respecto Criterio Básico 4, II. Criterios Básicos en Revisión Estratégica de la Defensa, documento vigente como lo está la Directiva de Defensa Nacional, firmada el 30 de diciembre de 2004.
Amicus Plato, sed magis amica veritas
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