El aviso lo dió Washington Post en su edición del día de Navidad: Study Criticizes Bush Approach to War Funding, Calls for Changes.
La administración Bush ha financiado la guerra con créditos, sin subir los impuestos ni reducir costes en el conjunto de su gestión. El servicio de los intereses de la deuda de Defensa se sitúa para 2018 entre un mínimo de 70.000 millones de dólares y un máximo de 700.000 millones. Según el actual modelo de financiación, todo depende de si se generan más o menos gastos, de cómo sea el monto de la venta de bonos del Tesoro.
La administración Bush, en esto también, ha brindado facilidades para el logro de uno de los objetivos del Al Qaeda y del resto de los competidores estratégicos de los EE.UU., armados o no: sin dinero no hay libertad de maniobra, aunque se aparente lo contrario.
Decididamente, en España y el resto de la Europa continental lo hacemos mejor. Viviendo en paz, sólo rondamos los 45.000 millones de dólares de deuda flotante sin intereses, créditos de Industria a 0% no computados en Presupuesto o gasto comprometido, llámenlo como quieran. Las acumulaciones se han producido desde 1994 a hoy. Los EE.UU. tienen tomada nota de ello, estoy seguro.
Al no meternos los europeos en guerras, hacemos borrowing, e incluso cuenta nueva, sin problemas. Nuestros problemas, no menos graves, tienen otros orígenes. Pero el hecho es que, en todo tiempo y lugar, los ministros inteligentes, con o sin buena voluntad saben y prevén que si te metes en guerras hay que pagarlas.
Y es que hay antecedentes de todo ello. Felipe II, que era prudente, quebró dos veces -en 1557 y 1590- la Hacienda al abusar de asientos y juros como Bush el alocado para financiar las guerras. La primera fue herencia de su padre; la segunda, por sus propios pecados financieros. El severo monarca -que si meditó y aplicó una 'gran estrategia', como señaló Geoffrey Parker hace más de 10 años- quiso a la postre mantener su prestigio a toda costa...
El informe mentado por Washington Post, firmado por un tal Steven M. Kosiak, vicepresidente del 'indocumentado' Center for Strategic and Budgetary Assessments, se libró el 15 de diciembre bajo el título Cost of the Wars in Iraq and Afghanistan, and Other Military Operations Through 2008 and Beyond. El estudio presenta algunas alternativas, para nada fáciles de adoptar.
El Departamento de Defensa de los EE.UU. ha declinado hacer ningún comentario. Son estos malos tiempos para amortizar y, sobre todo, para tomar decisiones "a lo loco", como ayer mismo se hacía allí y aquí.
En la foto, la dura ascensión a la seguridad; las guerras también se pagan con el esfuerzo y la sangre de los combatientes, cuyo valor tiene precio, no siempre justo.
La administración Bush ha financiado la guerra con créditos, sin subir los impuestos ni reducir costes en el conjunto de su gestión. El servicio de los intereses de la deuda de Defensa se sitúa para 2018 entre un mínimo de 70.000 millones de dólares y un máximo de 700.000 millones. Según el actual modelo de financiación, todo depende de si se generan más o menos gastos, de cómo sea el monto de la venta de bonos del Tesoro.
La administración Bush, en esto también, ha brindado facilidades para el logro de uno de los objetivos del Al Qaeda y del resto de los competidores estratégicos de los EE.UU., armados o no: sin dinero no hay libertad de maniobra, aunque se aparente lo contrario.
Decididamente, en España y el resto de la Europa continental lo hacemos mejor. Viviendo en paz, sólo rondamos los 45.000 millones de dólares de deuda flotante sin intereses, créditos de Industria a 0% no computados en Presupuesto o gasto comprometido, llámenlo como quieran. Las acumulaciones se han producido desde 1994 a hoy. Los EE.UU. tienen tomada nota de ello, estoy seguro.
Al no meternos los europeos en guerras, hacemos borrowing, e incluso cuenta nueva, sin problemas. Nuestros problemas, no menos graves, tienen otros orígenes. Pero el hecho es que, en todo tiempo y lugar, los ministros inteligentes, con o sin buena voluntad saben y prevén que si te metes en guerras hay que pagarlas.
Y es que hay antecedentes de todo ello. Felipe II, que era prudente, quebró dos veces -en 1557 y 1590- la Hacienda al abusar de asientos y juros como Bush el alocado para financiar las guerras. La primera fue herencia de su padre; la segunda, por sus propios pecados financieros. El severo monarca -que si meditó y aplicó una 'gran estrategia', como señaló Geoffrey Parker hace más de 10 años- quiso a la postre mantener su prestigio a toda costa...
El informe mentado por Washington Post, firmado por un tal Steven M. Kosiak, vicepresidente del 'indocumentado' Center for Strategic and Budgetary Assessments, se libró el 15 de diciembre bajo el título Cost of the Wars in Iraq and Afghanistan, and Other Military Operations Through 2008 and Beyond. El estudio presenta algunas alternativas, para nada fáciles de adoptar.
El Departamento de Defensa de los EE.UU. ha declinado hacer ningún comentario. Son estos malos tiempos para amortizar y, sobre todo, para tomar decisiones "a lo loco", como ayer mismo se hacía allí y aquí.
En la foto, la dura ascensión a la seguridad; las guerras también se pagan con el esfuerzo y la sangre de los combatientes, cuyo valor tiene precio, no siempre justo.
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