11/14/2007

Dotación de las Fuerzas Armadas en España: ¿nuevo paradigma?


Cuando a Echegaray le dieron el premio Nobel, don Ramón María del Valle-Inclán criticó acerbamente premio y figura en su tertulia de la hoy todavía existente confitería madrileña"La Mallorquina". Al ser defendido el Nobel por otro parroquiano, Valle le inquirió por qué; declarándose hijo del premiado su contradictor, don Ramón María le espetó: "¿Está Ud. seguro?". La gresca que se montó obligó a salir al retén de Gobernación, sito en la inmediata Casa de Correos de la Puerta del Sol...

Muchos quieren permanecer seguros de que España no estará inmersa en guerras. Son los que quieren permanecer en la ilusión de que, por ejemplo, los helicópteros de ataque Tigre no saldrán jamás de territorio nacional como no sea para cubrir el vuelo de traslado sobre espacio aéreo internacional que lleve a la "burbuja" de las Islas Canarias, con o sin fuerte viento de Levante.

Pero otros, por no estar seguros, no lo estamos ni siquiera de que España no está ya inmersa en guerras, desde luego jurídicamente no formalizadas, que nos tienen declaradas otros; por ejemplo, Al Qaeda desde hace años.

Otra cosa es que tal situación no se perciba por el público en general, por los servidores facultativos de nuestra Seguridad y Defensa en particular y, lo que es peor, que no se quiera percibir por los responsables políticos a izquierda y a derecha.

A medio camino de todo esto, ello explica por qué se pueden escribir, a propósito de la compra de MRAP's por ejemplo, comentarios como estos:

Según opiniones recogidas en el sector empresarial esta petición "de hoy para mañana" no permite estructurar un buen programa industrial con retornos tecnológicos y de otros tipos, lo cual requeriría más tiempo. "La única opción ahora -apuntan dichas fuentes- es comprar los nuevos vehículos en el extranjero y enviarlos directamente al teatro de operaciones".

"De haberse hecho con más previsión -agregan- podrían haberse negociado al menos con los correspondientes tecnólogos extranjeros los acuerdos pertinentes para transferir toda o parte de su fabricación a España como están haciendo en estos momentos otros países como Estados Unidos, además de promover desarrollos de I+D nacionales que beneficien a nuestro tejido industrial".

El comunicado oficial emitido tras el Consejo de Ministros se limitaba a confirmar la aprobación de una inversión de 14,4 millones de euros para los primeros 40 vehículos -es decir a un precio medio de 360.000 euros por unidad- de "alta movilidad táctica y elevado nivel de protección frente a proyectiles y minas que aumentarán la seguridad de las tropas españolas en operaciones de paz".

Afirmaba, asimismo, que estas unidades deben ser puestas a disposición del Ejército español a finales de 2007 y durante el primer trimestre de 2008 - es decir escasamente cinco meses-, lo que parece dar a entender que estén en proceso de fabricación o ya producidos, pues con ese corto período de entrega las fuentes industriales consideran imposible llevar a cabo todo el proceso fabril desde la compra de la materia prima hasta las pruebas finales".

Las Fuerzas Armadas no pueden estar, sólo, para enfrentarse a fuerzas más o menos equivalentes en la gran batalla frontal en tierra (Leopard y Pizarros), la detección de submarinos bajo superficie y de misiles y cohetes balísticos en trayectoria de impacto (F-100) y de superioridad aérea (Eurofighter).

Tampoco las Fuerzas Armadas deben estar, sólo, para sostener soluciones empresariales de gestión, cobertura al empleo y planes de pensiones, tanto públicos como particulares.

Y, por acabar aquí de momento, para nada deben de estar, sólo, para justificar a fin de año los gastos asignados en programaciones plurianuales dotadas, como es de recibo, del adecuado proceso fabril, de largo mantenimiento.

El paradigma de gestión que se implantó al respecto en España hacia 1990 -en EE.UU. hacia 1960- ya no sirve.

Servidor cree firmemente que el poder de empleo de las Fuerzas Armadas por parte del Ejecutivo electo es una garantía más para afrontar todo el espectro de conflictos y crisis que se pueden plantear a la población a la que defienden en el seno de la organización del Estado junto al resto de la Administración Pública.

Y cuando las Fuerzas Armadas son empleadas deben tener el respaldo efectivo que se requiere. Ello implica utilizar lo más eficientemente todos los valores añadidos a que haya lugar antes de que sean empeñadas. Ello obliga a aplicar los conocimientos de gestión empresarial que están fundamentando el nuevo paradigma cara a la dotación de medios y servicios para las Fuerzas Armadas. (vid. diapositiva inserta) y que, además, afectan a otros sectores de la Seguridad Integral propios de las sociedades democráticas abiertas y avanzadas.

Sin entrar en muchos más detalles, prepararse sólo para la disuasión y, en su caso, la gran guerra ("Big A", en diapositiva), ya no sirve ni operativa, ni estratégica, ni políticamente cuando la voluntad de los agresores es firme y ejecutan operaciones armadas insidiosas en las guerras irregulares e híbridas que nos tienen declaradas. La previsión y la respuesta ante esos riesgos, amenazas y agresiones exige, también, la suma coherente de muchos "little a"... con los costes -no sólo financieros- a que ello obliga: para hacerlo eficientemente hace falta una Estrategia Nacional.

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Dicho esto, Italia arrebata a España el cargo militar más importante de la OTAN. Supongo que los celtiberoneocon saldrán en tromba pero no estoy para grescas de tertulia en "La Malloquina".

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