En Nuremburgo, en los juicios de 1945 a 1946, y en los más olvidados de Tokio, quedó establecido que los pueblos no son responsables ante los Tribunales humanos de los crímenes de sus líderes y otros individuos suyos.
Aquella fue una justa decisión tomada por pragmatismo para evitar males mayores ante el riesgo de una posible nueva guerra en Europa con Alemania demediada o en el mar entre Japón y China mediando la también demediada Corea. De ahí, a llegar a echar de menos a Arafat, cuando la secesión política de Gaza respecto de Cisjordania se ha consumado, va un abismo.
Pues significa que se ha olvidado plenamente que la constitución de un Estado árabe en Palestina fue y es perfectamente posible desde la Resolución 181 votada por la Asamblea General de las Naciones Unidas de 17 de noviembre de 1947, pronto hará 60 años. Como en Alemania y en Corea, la partición, entre otros beneficios, buscaba evitar posibles represalias de los judíos de Palestina que sabían muy bien en quienes se habían apoyado los líderes de los árabes de Palestina entre 1936 y 1945.
- Son significativas, al respecto, las percepciones vigentes al respecto en la Universidad española.
La primera gran quiebra de la ONU se produjo, precisamente, cuando los países vecinos al viejo protectorado de la Sociedad de Naciones en Palestina encomendado al Reino Unido tras la desaparición del Imperio Turco, se negaron a acatar dicha Resolución 181, parte de la emergente Ley Internacional surgida de la victoria aliada de 1945.
Sobre esa quiebra operó la Unión Soviética a partir de entonces hasta la implosión de aquel Estado totalitario y, sobre ella, todavía hoy, operan intereses gubernamentales o no que, con diversas argumentaciones, siguen ocultando ese hecho incontestable.
Los árabes en Palestina que no están sujetos ni a la ley ciudadana propia -ni a las normas de ocupación israelíes tras las retiradas producidas desde la firma de los Acuerdos de 1994- se están fusilando entre sí como si los árboles se talaran entre si.
No han dejado de hacerlo desde 1947.
Hay quienes lloran los actuales intentos del gobierno de El Líbano por acabar con los islamistas en los campos de refugiados de árabes palestinos. Para hacerlo con conciencia más tranquila, han reconocido por primera vez que, desde 1969 hasta la intervención del Ejército regular libanés en Naher el Bared hace un mes, dichos campos gozaban de estatuto de extraterritorialidad.
Pero estos que digo no quieren recordar, no quieren que se sepa, que durante la larga guerra civil de El Líbano entre 1976 y 1991, los árabes de Palestina también se mataron allí entre sí con la misma fruición, aunque bajo diferentes excusas y patrocinios, con que se matan hoy.
Estos que sigo diciendo, tampoco quieren recordar cómo Jordania para ser Jordania tuvo que actuar en 1970 contrar Al Fatah, evitando una situación que -de mano de otros actores añadidos- todavía padece El Líbano: la inviabilidad del propio Estado en manos de sectarios propios y extraños.
Impotente, pese al apoyo que tiene de Occidente y de Arabia Saudí, el primer ministro libanés Siniora recurre a la vieja consigna de 1967 reclamando, cuando el fuego quema su casa, "la solución del conflicto árabe-israelí, el problema que emponzoña toda la región". Pese al apoyo que tiene de Occidente y de Arabia Saudí, el presidente Abbas y su Fatah ya ni siquiera puede hablar de ello.
- ¿Imaginan que diríamos si respecto de la persistencia de ETA -que operó libremente en los campos de los árabes de Palestina en El Líbano-, en ejercicios paralelos sólo aptos para lelos, Zapatero dijera que la culpa la tiene Franco, treinta años después del fin de su régimen, y Rajoy la achacara a la conjura judeo-masónica-marxista contra España, que ni siquiera los adláteres de Libertad Digital, www.elmanifiesto.org se atreven a enunciar?
La más vieja consigna de 1947 -y aún anterior en la zona- sigue sin embargo en pie, en boca de los portavoces de Hamas y de la República Islámica de Irán: "hay que destruir la entidad sionista".
Esa consigna, en esta su reedición actual, es posible que halle hueco para ser descrita en los futuros libros de historia convertida en hecho ocurrido. Cuando las evidentes amenazas que ha venido soportando Israel desde 1948 hasta hoy son negadas, como de fondo se niega la realidad del Holocausto en Europa, todo es posible.
Pues esta vez, a diferencia de lo que sucedió durante la Guerra Fría, la noción del equilibrio del terror nuclear (deterrence, del latín deterrere: aterrorizar) no detendrá decisiones de agresión, con armas nucleares... u otras de destrucción masiva.
Esta vez, parece que están ganando los quienes sí padecen de "voluntad de exterminio", cosa que ciertamente genera cierto "vertigo de exterminio" entre sus más que probables víctimas, los judíos, musulmanes y cristianos de Israel... seguidos por los de Cisjordania, El Líbano y etc, etc, etc...
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P.D. Leído el domingo día 17 de junio, Sound of Silence, sugestivo comentario respecto de todo ello a cargo de Emanuele Ottolenghi en la Commentary Magazine. También lo es, en el mismo medio, If Israel Ceased to Exist, de Hillel Halkin.
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