Un amable comunicante me señala la conveniencia de asegurar para un deseable Estado de Palestina el establecimiento de la contigüidad territorial soberana y su viabilidad económica. De hecho, termina afirmando: "Porque si no es así, lo siento, pero no es Estado….".
Creo que tal afirmación es súmamente discutible, tomando ejemplos jurídicos internacionales históricamente contrastados e, incluso, vigentes como los siguientes:
1ª Pasillo de Danzig. 1919-1939. Nadie negó internacionalmente que la Alemania de Weimar fuera un Estado soberano y viable económicamente aunque Prusia oriental no fuera contígua con el Reich salvo cuando se promovió la liquidación del pasillo por parte de los nazis, junto a otros, de forma armada, como se demuestra en la foto inserta tomada el 1º de septiembre de 1939, y
2º Oblast de Kaliningrado. 1991 a hoy. Nadie niega internacionalmente que Rusia (la Federación Rusa) no sea un Estado soberano y económicamente viables aunque el territorio del Oblast de Kaliningrado no sea contiguo al resto del Estado ruso. De hecho, dicho Oblast se financia en buena medida con fondos de la Unión Europea como si de un territorio comunitario se tratase: la kantiana paz perpétua entre Rusia y Alemania, que se está configurando, tiene en Köningsberg/Kaliningrado una garantía,
Hay otros múltiples ejemplos donde se demuestra que la falta de contigüidad territorial no afecta a la esencia, integridad y viabilidad económica de los Estados bien constituidos.
Es el caso de España con las Islas Canarias, Ceuta, Melilla y los peñones de soberanía, el de EE.UU. respecto de Hawai o de Alaska, Estados constitutivos de la Unión o el sostenido antaño por la República Federal de Alemania respecto de Berlín Occidental desde su fundación hasta la reunificación y adquisición de total soberanía de Alemania en un sólo Estado-nación.
Por cierto, la resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, tomada en 17 de noviembre de 1947, preveía soluciones de contigüidad al norte de Gaza y en la Galilea, cerca de Afula, para los Estados árabe y judío a crear con la partición de Palestina.
Hubo quienes no aceptaron esa resolución y ahora claman por volver a las fronteras de 1967 que, ¡oh causalidad!, significan que los árabes de un hipotético y deseable Estado de Palestina tendrán por territorio prácticamente lo mismo que hoy.
Hasta el contencioso de Jerusalén incluso estaba solucionado entre Clinton, Arafat y Barak en las negociaciones del año 2000 antes de que el segundo decidiera volver a desenfundar las armas con la llamada Segunda Intifada.
Y es que hay algo peor que someterse a ser habitantes de los siempre indeseables ghettos o bantustanes, como de hecho los árabes de Palestina han vivido gracias sobre todo a sus hermanos del resto de los Estados árabes: no tener tener sentido democrático de lo que es Estado en la acción política.
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