Y la verdad está en el vino, como hoy proclama sin decirlo, el sensato Valentí Puig.
Un día contaré cómo -por las bravas, sin comisión- unas botellas de vino de la Ribera del Duero ayudaron un poco a que en Polonia -mal acostumbrados estaban los muchachos a remedos chilenos, crimeanos e, incluso, alemanes del Rin- se vuelen aviones militares españoles...
... o cómo, con otras ampollas de buen vi d'agulla, se abrieron las puertas de ciertas unidades de fuerzas especiales.
Al final, a petición de la feliz concurrencia, servidor siempre termina repartiendo tabaco, buenas labores de los ducados de Extremadura y, ya en plena algazara, habanos Gloria Cubana, vitolados como dominicanos si es absolutamente preciso...
¡Ay!, miministra.
1 comentario:
Cuenta, cuenta, no nos dejes con la miel en los labios.
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