Tras su derrota electoral en comicios libres, elevados a otra vez por los sueños de una victoria militar en Irak, de la mano del limitado concepto de Guerra de Cuarta Generación, como en 2003 del de Shock and Awe, nuestros amigos del GEES persisten en sus errores en (1) y en (2) como mal remedo de quijotes con los odres de vino. En el fondo, no aprenden de la vieja campaña mesopotámica de Trajano, de nación hispalense. Menos mál que Fraga, elegido sin los votos del PP sigue, aún cojo, con la mente clara apoyando a Rajoy...
Sus Señorías -electas o no- aciertan en decir que estas serán guerras largas, como lo es la más cercana de entre las que nos han sido declaradas e impuestas.
Pues el fin de toda guerra, finalmente aceptada como tal, es obtener la victoria de la paz, como cosa duradera y fuerte influencia en el futuro. Así, romanizados a partir de Caius Iulius Caesar, pudo hacerse de la Galia una Francía, parte de la muy española Bélgica y hasta algún cantón de Suiza que tiene por lengua la que venimos en llamar francés.
Valones conozco -y aún flamencos de los de Flandes- que presumen de tener ancestros entre los Viejos Tercios, declarándose con orgullo vástagos herederos de là kermesse heroique, hechos retratados en gran película de 1935 que escandalizó, sobre todo, a los herejes protestantes; subsidiariamente, a sus imitadores en el católico orbe.
Mas es en África donde a la par que en Iberoamérica -lo de "Latinoamérica" es éxito del tandem De Gaulle-Malraux en su política de diplomacia cultural- nos la jugaremos los peninsulares incluyendo los archipiélagos y ciudades autónomas sin excluir a la hemana nación política de Portugal, madre del emergente Brasil mestizo e indómito. En la foto, las cinco banderas de San Agustín, la más vieja ciudad de La Florida, EE.UU.
Quiera Dios que los nuevos magistrados electos eliminen tantas facilidades como se vienen dando a tanto "imbeciliter", como a los "míos" de la izquierda, ¡ay!, a los que se les paró el reloj...
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