Política Exterior, de Seguridad y de Defensa: por un enfoque integral

Cada vez está más claro que hace falta una Estrategia Nacional para enfocar integralmente las políticas exterior, de seguridad y de defensa de España en todas sus vertientes.

No nos podemos limitar a tomar como unica referencia exterior fundamental nuestras alianzas en el seno de la OTAN y de la Unión Europea y sólo movernos diplomáticamente en los pasillos, covachuelas y antesalas de ambas organizaciones.

Desde luego habrá que asumir que padecemos riesgos, amenazas y, sobre todo, ataques concretos, ideológicos y/o armados. Para hacer tal, la coordinación de los aparatos de seguridad interior y de seguridad exterior -que no son exclusivamente policiales y/o militares- debe se eficiente en todos sus escalones.

Así, no podemos dejar que la AECI siga ejerciendo funciones de Ministerio de Asuntos Exteriores bis, cuando toca más tumbada hacia la derecha, cuando toca la otra, a la izquierda. Por cierto, guantánamo al revés: ¿quién, en base a qué y cuando se becó trascendiendo todo turno político a El Tunecino?.

Al final, todas las responsabilidades políticas se concentran -real o mediáticamente- en el escalón superior. Por ello, el Consejo de Defensa Nacional -establecido por la vigente Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional en su artículo 8º - debería ser potenciado mediante atribuciones legales más completas, la reforma de la estructura y medios del Sistema Nacional de Conducción de Situaciones de Crisis y, sobre todo, por el control sobre el mismo de unas reforzadas Comisiones Parlamentarias de Asuntos Exteriores, de Interior y de Defensa.

La mejora de la vigente Ley sobre Secretos Oficiales, la definición de un mejor sistema nacional de Protección Civil y la elaboración largamente diferida de una Ley sobre Movilización -la actual data básicamente de 1968- evitaría acciones de desinformación nacional desgraciadamente posibles por la carencia de instrumentos democráticos eficientes para su gestión y control.

Sin agotar ni el tema ni la paciencia del amable lector, dejo una momentánea consideración final:

La demanda del Estado -políticamente definida- sobre bienes y servicios para garantizar la operatividad y eficiencia de la Seguridad Interior y Exterior de los intereses españoles no debe estar supeditada a los, por lo demás legítimos, concretos intereses de industrias y empresas proveedoras de los mismos, sino al contrario.

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Coda: Teniendo que ver con todo lo anterior, el texto The Real Madrid Bombers? It was al Qaeda, repercutido por los celtíberoneocon del GEES hoy, debería mover a reflexión sobre el estado en 2004 -y hoy- de nuestro sistema de Seguridad y Defensa, tanto en el interior como en el exterior. Para explicar la "autoría intelectual" del "desastre" que dijera Astarloa en oportuna Comisión sobre el 11-M y aviso de futuro, transcribo los dos últimos párrafos:

Just three days after the Madrid bombings, on March 14, 2004, al Qaeda's analyst proved to be prescient. Aznar's conservative government was supplanted by the Socialist PSOE party led by José Luis Rodríguez Zapatero. The socialists' victory was unimaginable just days earlier, but Aznar's government was caught up in a storm of controversy following the attack in Madrid. Aznar insisted that the strike was solely the work of the ETA, a Basque separatist group. As it quickly became apparent to most of Spain that Islamic radicals were responsible, Aznar looked as though he did not know what was going on. Even worse: many in Spain began to believe Aznar was covering up for an elaborate conspiracy.

Zapatero, of course, would go on to withdraw Spanish troops from Iraq. And perhaps this is why so many are now reluctant to credit al Qaeda with the Madrid bombings. In the end, Spain gave al Qaeda exactly what it wanted.

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En la foto: hace 30 años hubo Pactos de la Moncloa hablando, sobre todo pero no sólo, del dinero y el bienestar de los españoles; ¿no los podrá haber 30 años después hablando, sobre todo pero no sólo, de la seguridad y la defensa de los españoles?.