Hoy domingo, desde Mosul, en el Kurdistán iraquí, el corresponsal de The Observer / Guardian Unlimited, Peter Beaumont, señala en Amputations bring new crisis to Iraq que el incremento constatado de amputaciones entre civiles y militares está empezando a constituir un grave problema político tanto para el futuro de Irak como nación y estado estables como para las operaciones militares en curso.
De hecho, Beaumont, señala que, según estimaciones de los médicos militares estadounidenses, el 80% de las heridas que se han registrado afectan a la extremidades inferiores, habiéndose elevado del 3% al 6% el número del total de heridos militares que requieren amputación, tomando como referencia de comparación las anteriores y la presente guerra.
No existen datos fiables sobre el impacto de este tipo de heridas y amputaciones entre la población civil. Pero de hecho, en Mosul, ya se ha propuesto la instalación por medio millón de dólares de una factoría destinada a la fabricación de las necesarias prótesis.
Unas prótesis que, en la mayoría de los casos que se tratan en Irak, son medios paliativos que usan de tecnologías de los años 70 del pasado siglo, según Beaumont.
Cuando todavía se combatía en
El problema reside en que las minas, los artefactos explosivos improvisados (IED's) y otros correpies -aquí, aleccionadores comentarios sobre el uso en España de los últimos en prácticas festivas locales- son armas preferidas por las supuestamente débiles organizaciones terroristas y milicias irregulares frente a los fuertes. En una clara asimetría presente en todas las guerras irregulares en curso, toda prohibición aceptada por Estados y sus organizaciones dependientes suele no contar para dichas organizaciones y milicias privadas.
Detallada información sobre todo el asunto se puede encontrar en la página International Campaign to Ban Landmines, con datos escalofriantes de su último informe anual Landmine Monitor Report 2006
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