7/27/2007

Krulak, 'viejo bruto' y lo que los políticos han aprendido, por fin, de él


Compruebo con cierto espanto que Victor H. “Brute” Krulak vive todavía, luego somos contemporáneos todavía de él.

Lejos de lo que su apodo pueda dar a suponer, el tipo es un maestro en la atención y en la diversión.

Sobre la atención.

El pasado 18 de julio, en el Crystal Gateway Marriott Hotel (Arlington, VA), uno de mis hoteles en D.C. , el Secretario de Defensa Robert M. Gates recordaba, durante en la cena anual de la Asociación del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos, las fotografías que el entonces teniente Krulak tomó de las lanchas de desembarco japonesas en Shangai durante el ataque de 1937. Gates recalcó la importancia de esa acción para que quien tenía la responsabilidad diera vía libre a los esfuerzos por disponer de una verdadera doctrina y unos medios adecuados para la guerra anfibia.

Por cierto, los vehículos oruga anfibios –antecesores de los actuales AAAV-7 en servicio- no fueron diseñados en principio para el USMC u otros servicios militares en los EE.UU.. Lo fueron para atender misiones de protección civil y gestión de emergencias en los estados de la Florida y Mississippi a primeros del decenio de los 30 del siglo pasado. Esa circunstancia constituye una prueba de cómo hay que estar atento a todo proceso de I+D+i, civil o militar.

Sobre la diversión.

Pasemos por alto algunos detalles, pero la diversión –el “bluff”, en inglés cotidiano- es una de las artes mayores en milicia y en los negocios.

Sólo es aceptable cuando se busca obtener los mayores beneficios ante competidores no menos malignos que uno.

Krulak, ya teniente coronel, realizó una brillante operación táctica de diversión al frente de los paracaidistas del USMC en Choiseul, en noviembre de 1943 durante la campaña final en las Islas Salomón.

Krulak, como jefe de todas las fuerzas del USMC en el Pacífico, intentó desmontar el “bluff” –en la otra acepción inglesa- que suponía pretender que sólo con la potencia de fuego se podría vencer al Vietcong y a los nordvietnamitas en Vietnam. Esa pretensión, sostenida por Westmoreland y sus acólitos limitó las capacidades de los EE.UU. para librar y vencer, no sólo la de Vietnam, sino buena parte de las guerras irregulares, asimétricas, insidiosas y, forzosamente, largas que han seguido hasta hoy. Esta constatación no es nada divertida, ciertamente, quizá por ello se ha insistido tanto en el error.

Cabe afirmar que, habiendo sido el autor en 1984 de unas memorias analíticas, fuera del habitual autobombo, First to Fight: An Inside View of the U.S. Marine Corps, Krulak es el gran ejemplo mentor del nuevo manual conjunto del Ejército y del USMC que el terrícola coronel Nagl –uno de sus redactores- comenta en esta entrada: The Evolution and Importance of Army/Marine Corps Field Manual 3-24, Counterinsurgency.

Al parecer, el “realista” Gates tiene las ideas claras. En el citado discurso del 18 de julio pasado estableció que, gracias a Krulak, por fin se ha aceptado que:

+ Se debe aprender de la experiencia y de los conocimientos establecidos en el pasado.

+ Se debe estar abierto para tomas ideas e inspiración de cualquier fuente, y

+ Se debe superar toda creencia convencional y todo obstáculo burocrático que impidan cumplir con los deberes anteriores.

Adicionalmente, traducido especialmente para el caso español,

+ Nuestros militares deben estar preparados con perspectiva de futuro todo el espectro de misiones incluyendo las necesarias para campañas no convencionales o irregulares.

+ Los instrumentos no militares del poder nacional deben ser reconstruidos, modernizados e implicados en el esfuerzo común.

+ Se debe ir pensando en que visión y planificación deberemos adoptar cara al mundo que viviremos más allá del año 2020.

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En la foto, un médico paracaidista “encamado” en los marines, oficial de la Armada, armado con una ametralladora ligera, hacia 1943. Toda una señal de esfuerzo integral para disponer de las capacidades necesarias.

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