11/09/2006

Una lectura de la dimisión de Rumsfeld y el modelo hispano


La dimisión de Rumsfeld no ha sido consecuencia inmediata de los malos resultados por la Administración Bush.

Ya en febrero pasado se evaluaba en los mentideros de Washington que la misma era precisa, buscando la excusa en los resultados electorales. Se trataba de extraer al paracaidista en que se había convertido el Partido Republicano de la autoemboscada en la que se había metido Bush y su equipo de elegidos para la gloria.

Prueba de ello ha sido la rápida nominación de Robert Gates para cubrir la vacante en el Ejecutivo estadounidense. No se equivoca El País en su editorial EE UU sale del estupor de hoy al señalar que la pertenencia del nominado a la vieja guardia de Bush padre y, bajo el liderazgo de James Baker en Comisión bipartidista encargada de estudiar la estrategia a seguir en la guerra contra el terrorismo marca "el fin de una era, pero también de una doctrina" y que "es el regreso del equipo de Bush padre y la derrota de los neoconservadores que han rodeado al hijo".

Pero hay que ser antipopulares, al menos en los términos que usa El País: la población estadunidense ha marcado este 8 de noviembre su deseo de un cambio en la estrategia y en la conducción de la guerra en Irak y en las conexas, no la retirada de Vietnam.

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Tal vez, la línea que se impondrá será la que apunta el profesor Porch, Catedrático de Asuntos de Seguridad Nacional en el Escuela Naval de Postgrado, sita en la Base de la US Navy de Monterry, California.

Autor de un duro alegato contra los neocon en su Europe, America and the "War on Terror" , publicado en abril de 2004, en octubre de 2006 ha librado en The Journal of Military History Vol.70 No4 el artículo Writting History in the "End of History" Era -Reflections on Historians and the GWOT, (GWOT, acrónimo ingles de Guerra Global contra el Terror), denunciando que "los historiadores neoconservadores y neoimperialistas han construido y reconstruido interpretaciones del pasado conforme a cálculos deliberados para promover y apoyar la agenda política" de la actual Administración.

Porch, criticando duramente a Max Boot y Victor Davis Hanson -tan aclamados por nuestro GEES avisa del riesgo que supone para los EE.UU. y la democracia en general la promoción de mentalidades que, empeñadas en lograr victorias militares como único medio de vencer en dicha guerra, terminen derivando en un pretorianismo como el ya sufrido por las IV y V Repúblicas francesas.

Citando adecuadamente a Andrew J Bacevich -ex militar crítico de Paul Wolfowitz, al que sirvió desde su puesto de catedrático de Historia cuando éste era Dean de la John Hopkin's University- y a Arthur Schlesinger, asesor que fue del presidente Kennedy, Porch avisa de la tendencia a confundir la guerra en el exterior con la seguridad interior y a privatizar esa función propia de los Estados en beneficio de pocos... haciendo que la guerra se alargue sin expectativas de victoria cierta.

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En España, ni a tirios ni a troyanos les importa el importante debate crítico que precedía la final dimisión de Rumfeld.

Frente a los que nos buscan imponer sus guerras, en EE.UU. prima la necesidad de vencerlos; y eso está muy mal visto en nuestra izquierda biempensante. Por parte de nuestra no menos biempensante derecha, parece imperar del criterio de que más vale una mala guerra que una paz posible.

En última instancia, acá parece no importar, al contrario que en EE.UU., que la verdadera victoria es la continuidad, cuanto más profunda mejor, del desarrollo democrático de la nación española

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No está de más señalar que Porch, citando a los poco sospechosos Henry Kamen y Hugh Thomas, señala que el modelo hispano de imperio en América no es mala opción cara al futuro. Los 'conquistadores' -"artesanos, notarios, comerciantes, marineros, aristócratas y campesinos más que soldados"- "no podían controlar el Nuevo Mundo". Y anota con Kamen: "entonces, se comprometieron con él".

Y digo yo, gracias a ellos y a los que les siguieron desde otras latitudes y culturas, existe la multicultural Monterrey y su base naval.

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