Leo con suma atención la "tercera" de ABC Cerrar heridas firmada por el TGral. (r) Agustín Muñoz-Grandes Galilea.
Tras la lectura del texto, me reafirmo en la absoluta necesidad de desclasificar y de ordenar con medios facultativos archivísticos los papeles del Alto Estado Mayor, 1940-1976.
Sépase, al efecto de lo que sigue, que servidor vive con heridas físicas abiertas desde hace 27 años. Cuando el dolor lo requiere y no puede levantarse del lecho, canta cierto himno de La Legión para salir arreando.
Por ello, me permito afirmar que hay detalles a estudiar sobre el pasado, precisamente porque el futuro exige que, entre tantos otros, "rojos" como servidor y "legías" como algunos que yo me sé, sigamos cumpliendo con nuestro deber, pues pintan bastos por ahí afuera. En Afganistán, hoy por ejemplo, Las tropas y el G-20.
Así, comoquiera que el TGral. Muñoz-Grandes Galilea califica de "fácil" el regreso a España en 1956 del General Rojo, jefe que fue del E.M.C. del Ejército Popular de la República, me sirvo insertar copias de cartas y notas cruzadas sobre el asunto. Estas señalan que el dicho regreso no fue "facil".
Tengo por cierto que el TGral. Muñoz-Grandes Galilea recibirá comunicación de esta nota. Por mi parte, comunico esta a la autoridad civil competente.
La civilización occidental no se concibe sin la suma y registro de todo lo sucedido desde que Moisés bajó del Sinaí y fijó la Ley positiva esencial.
Sobre el Capitán General Agustín Muñoz-Grandes y en relación con el General Rojo, sólo tengo que decir que el primero logró pactar con otras autoridades del Régimen una solución. Por ella, se permitió el regreso del General Rojo, su sometimiento a un Consejo de Guerra del que fue penado -tras ser indultado sin petición del interesado- con la pérdida a ejercer todo derecho ciudadano.
Luego, el General Rojo no fue molestado, aunque sí sometido a discreta vigilancia hasta el fin de sus días.
No obstante, hay constancia de que en la cafetería "Kon-Tiki", ubicada todavía hoy en la Plaza de San Juan de la Cruz esquina Zurbano, muy cerca de la casa dónde vivió, propiedad de su cuñado, el General Rojo atendía a quién quisiera consultarle asuntos del pasado y del porvenir.
No pocos eran oficiales que salían a tomar un 'cafelito' desde el edificio que hoy ocupa el ESFAS y el CESEDEN, antiguo Colegio de Sordomudos de la Institución Libre de Enseñanza, o desde el entonces existente Alto Estado Mayor, situado al otro lado de la Castellana, hoy sede del Estado Mayor de la Defensa (EMAD). Con Dionisio Ridruejo, el General Rojo se reunía en casa de Jesús Prados Arrarte a comer unas lentejas todos los días 7 de noviembre...
Como no me afilio a ninguna "historia oficial" sobre el General Rojo -tampoco a la escrita por su nieto- puedo asegurar que un automóvil con matrícula ET y banderín de rango correspondiente a Capitán General acompañó el convoy funerario del General Rojo...
Y es que España no es, repito, no es Afganistan. Pero en Afganistán se defiende, también a España y su futuro.
Tras la lectura del texto, me reafirmo en la absoluta necesidad de desclasificar y de ordenar con medios facultativos archivísticos los papeles del Alto Estado Mayor, 1940-1976.
Sépase, al efecto de lo que sigue, que servidor vive con heridas físicas abiertas desde hace 27 años. Cuando el dolor lo requiere y no puede levantarse del lecho, canta cierto himno de La Legión para salir arreando.
Por ello, me permito afirmar que hay detalles a estudiar sobre el pasado, precisamente porque el futuro exige que, entre tantos otros, "rojos" como servidor y "legías" como algunos que yo me sé, sigamos cumpliendo con nuestro deber, pues pintan bastos por ahí afuera. En Afganistán, hoy por ejemplo, Las tropas y el G-20.
Así, comoquiera que el TGral. Muñoz-Grandes Galilea califica de "fácil" el regreso a España en 1956 del General Rojo, jefe que fue del E.M.C. del Ejército Popular de la República, me sirvo insertar copias de cartas y notas cruzadas sobre el asunto. Estas señalan que el dicho regreso no fue "facil".
Tengo por cierto que el TGral. Muñoz-Grandes Galilea recibirá comunicación de esta nota. Por mi parte, comunico esta a la autoridad civil competente.
La civilización occidental no se concibe sin la suma y registro de todo lo sucedido desde que Moisés bajó del Sinaí y fijó la Ley positiva esencial.
Sobre el Capitán General Agustín Muñoz-Grandes y en relación con el General Rojo, sólo tengo que decir que el primero logró pactar con otras autoridades del Régimen una solución. Por ella, se permitió el regreso del General Rojo, su sometimiento a un Consejo de Guerra del que fue penado -tras ser indultado sin petición del interesado- con la pérdida a ejercer todo derecho ciudadano.
Luego, el General Rojo no fue molestado, aunque sí sometido a discreta vigilancia hasta el fin de sus días.
No obstante, hay constancia de que en la cafetería "Kon-Tiki", ubicada todavía hoy en la Plaza de San Juan de la Cruz esquina Zurbano, muy cerca de la casa dónde vivió, propiedad de su cuñado, el General Rojo atendía a quién quisiera consultarle asuntos del pasado y del porvenir.
No pocos eran oficiales que salían a tomar un 'cafelito' desde el edificio que hoy ocupa el ESFAS y el CESEDEN, antiguo Colegio de Sordomudos de la Institución Libre de Enseñanza, o desde el entonces existente Alto Estado Mayor, situado al otro lado de la Castellana, hoy sede del Estado Mayor de la Defensa (EMAD). Con Dionisio Ridruejo, el General Rojo se reunía en casa de Jesús Prados Arrarte a comer unas lentejas todos los días 7 de noviembre...
Como no me afilio a ninguna "historia oficial" sobre el General Rojo -tampoco a la escrita por su nieto- puedo asegurar que un automóvil con matrícula ET y banderín de rango correspondiente a Capitán General acompañó el convoy funerario del General Rojo...
Y es que España no es, repito, no es Afganistan. Pero en Afganistán se defiende, también a España y su futuro.
2 comentarios:
Estimado Jorge,
No es mi deseo contradecirle, pero al leer la documentación que adjunta para ejemplificar lo árduo de la vuelta del General Rojo a España compruebo que la diferencia de fechas entre lo que parece una entrada de registro de diciembre de 1953 (primer documento) y la carta que el mismo General le remite al Ministro de Defensa con fecha 9 diciembre de 1955 (último de ellos) tan "solo" dista 1 año y 10 meses.
La vuelta definitiva se produjo en febrero de 1957, ignoro si por mediación de sus antiguos, y al parecer no tanto, amigos de promoción y milicia o por otro medio. En cualquier caso desde el acuse de recibo de primera solicitud, y la llegada efectiva del General distan 3 años y "pico".
Entiendo que desde nuestra perspectiva actual dicha distancia parece extremadamente dilatada, pero hemos de tener en cuenta que en plena década de los 50 no debía, quiero imaginar, ser tanto.
No justifico ningún comportamiento, y no tomo partido por nadie. También imagino que a alguien que siente la muerte cerca estando exiliado, el dolor de Patria no debe serle muy llevadero, pero para los estándares de la época, cuando una carta de La Paz a Madrid debía tardar, al menos, 3 meses en ser entregada la distancia no me resulta excesiva.
No sé si "fácil" sería el término para la época, pero teniendo en cuenta el tiempo que se empleó en casos similares (algunos décadas completas) tampoco parece, dadas además las circunstancias que concurren, "difícil".
Por cierto, me ha resultado especialmente emocionante que "El Alcazar" le reconociera su rango, su capacidad y su prestigio... en 1967.
Por lo demás, felicidades por el blog que sigo a diario.
Saludos,
Rocket
Estimado Rocket:
Gracias por tus perspicaces comentarios.
Sólo puedo decirte que el proceso se inició, si no en 1942, tal vez para 1947-48.
Sobre el obituario de El Alcázar de 1967, sólo te diré que conversé al final de sus días muchas horas con el General D. Emilio Alamán Ortega, todo un caballero y, además, inteligente patriota.
Como lo fuera su amigo, el General Rojo hasta el final. Busquen Colección Biblográfica Militar (1928-1936)
Una vez más, Rocket, gracias y quedo a tu disposicón
Jorge Aspizuia
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