4/01/2008

A 1º de abril... ¿qué Ministerio de Defensa?


Excepto Fraga, y muy pocos más, casi ningún miembro de las Cámaras que hoy se constituyen había nacido el 1º de abril de 1939. De hecho, casi todo el personal nacido antes de 1950 anda ya en trámites de jubilación... Algunos, nacidos en torno a 1960, parece que también.

Dicho lo cual, la pregunta que se plantea este minarete personal es: ¿Qué perfil debe tener el Ministerio de Defensa tras las últimas cuatro legislaturas?

Evidentemente, un Ministerio de gestión es la aspiración de los verdaderos políticos por oficio sin otra garantía que la de ser funcionarios del Estado en cualquier circunstancia. Los que tenemos como mejores Ministros, Secretarios y Subsecretarios del ramo en dicho periodo han respondido claramente a ese perfil.

Pero no debemos pasar por alto que ese perfil era el que le gustaba a Franco, quien como es sabido por todo el mundo, ni él mismo se metía en política...

Si el modelo de crecimiento económico español, establecido con el ingreso en la Comunidad Europea en 1986, está agotado como los pantanos de nuestros rios hoy, el de Seguridad y Defensa lo está también.

Hace falta un Ministerio político más que nunca desde su abandono por Narcís Serra en aquellos años de la caída del Muro de Berlín, circunstancia que hoy afecta poco a la hora de afrontar en serio los inminentes riesgos, claras amenazas y daños contrastados que padecemos en España como parte de Europa y Occidente.

La derecha española demostró saber gestionar el pasado entre 1996 y 2004, negándose a reconocer y consolidar los cambios. Declaró la guerra a partir de 2001 para terminar enviando con una mano delante y otra detrás a nuestros militares en "misiones de estabilización" a la supuesta "zona hortofrutícula" de Al Anbar y a la "desértica" Herat sin asegurarse de que el Jefe Supremo Aliado -como se ha demostrado hasta casi hoy- tuviera alguna idea de cómo gestionar las victorias militares iniciales de 2001 y 2003.

La izquierda triunfante el 2004 asumió el riesgo político de la retirada de Irak -realizada en medio de combates abiertos con las milicias de Al Sadér- y supo regenerar la autoridad democrática del Gobierno en la gestión del Ministerio de Defensa. Ello se hizo sin atar las manos del Gobierno como institución a la hora de asumir las responsabilidades ejecutivas para la Defensa ante el Parlamento (LODN 5/2005 en sus Arts. 16, 17 y 18).

De los dineros y de los armamentos no toca hablar hoy. Cualquiera que sepa algo, por ejemplo, de Artillería sabrá lo que opino con sólo ver la foto adjunta.

Pero con los dineros y los armamentos que hay hoy, y pocos más que se consigan, se deberán afrontrar políticamente los mentados riesgos, amenazas y daños.

En cuanto a personal, parece que Dios, Hacienda y el paro proveerán...

Será necesario adoptar un enfoque integral, ya propuesto facultativamente, pero no asumido por la corporacion castrense en su conjunto y, mucho menos, por muchos funcionarios civiles en todos sus rangos en todas las Administraciones Públicas del Estado en sus diversos niveles político-territoriales.

Habrá en suma que establecer una Estrategia Nacional de Seguridad. Y eso, no hay burócrata que lo haga, a la espera siempre de la indicación política mientras gestiona lo suyo.

Limitarse, desde el Gobierno o la Oposición, a la mera gestión de lo que hay o a realizar proclamas retóricas del tipo "potenciar las Fuerzas Armadas" es hoy, como lo era 1996, "humo a pajas", pasto para paniaguados y vivales.

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