En el día de hoy, humillados pero no derrotados los serbios -enloquecidos antaño por la retórica de líderes criminales, propios y vecinos, que actuaron como castellanos en sus castillos- el proceso incentivado de destrucción de Yugoslavia ha logrado de momento sus últimos objetivos políticos. Demasiados puentes -arriba, en Belgrado en 1999- quedaron destruidos sobre los rios que alimentan el enlace fluvial entre Rotterdam (Rin, Mar del Norte) y Constanza (Danubio, Mar Negro) y las bellezas de la costa que los romanos llamaron Dalmacia, hoy en plena expansión turística. La guerra ha costado, desde 1989 hasta ahora, no menos de 270.000 vidas.
Lo más decente que podemos hacer los españoles (documento enlazado página 2) es proteger los monasterios ortodoxos serbios en Kosovo como este de Gorioc o este otro de Gracanica... Y lo segundo, invertir productivamente en Serbia. También porque, como dice Blimdablog, debemos darle "muchas gracias a Serbia, porque, a pesar de todo, nos entregaron al piernas del 11-M".
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