10/19/2007

¿Peligro inminente?: nuevas de Barcelona


Hoy leo ¿Es Nicolas Sarkozy un neoconservador?, de Guy Sorman en ABC, bajo la impresión del atentado en Pakistán contra las gentes que saludaban el regreso de Benazir Bhutto a su tierra.

En vaso comunicante, tengo anotado un artículo del diario saudí editado en Londres الشرق الأوسط - جريدة العرب الدولية (Al-Sharq Al-Ausat) cuyos traductores me dicen que señala que, no muy lejos de Pakistán, está creciendo clara presión árabe contra Irán. Significativamente, ese mismo medio hoy anota las relaciones entre el primer ministro de Hamas en Gaza con la autoridad eclesiástica católica, como muestra la foto arriba inserta.

Me pregunto, ante tan diversa acumulación de nuevas, por el grado de fidelidad a la verdad que pueden consentirse tanto 250 periodistas como un sólo analista tal que Bardají o como quien suscribe en medio de su vorágine.

Desde Barcelona -única ciudad hispana y aún del orbe de la que dice Quijote, en pieza que se manda leer en sus escuelas: "Archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza única"- me comentan el ¿Cataluñistán? de Bardají, texto aquí ayer ya reseñado.

Afirman mis interlocutores, buenos mozos, que son ciertos los datos referidos al Principado expuestos por Bardají -en especial en lo tocante a los pakistaníes residentes en la Ciudad Condal y sus conurbación- pero que éste debe anotar que las últimas detenciones e intentonas de masacre demuestran que las órdenes de ejecución y su logística provienen de Francia.

Pues es en Francia, me dicen, donde el asentamiento de las franquicias de Al Qaeda ha generado ya una suerte de nodo virtual para definir y apoyar la comisión de crueles atentados.

Se quejan los dichos mozos de que en el resto de España -menos en los cuarteles de guardias y las comisarías de policía- sólo interese respecto de Francia la noticia de que Nicolas Sarkozy se divorcia de su esposa, Cecilia, ignorando la sublevación latente entre sus altos y bajos funcionarios contra sus políticas y, al cabo, la dicha implantación de Al Qaeda en su suelo y la persistencia en el mismo de ETA, banda que nunca -me dicen- ha dejado de vigilar posibles objetivos para su acción criminal en tierras catalanas...

Me recluyo en las lecturas, y de la católica Universitat Abat Oliva CEU, de Barcelona, extraigo parte del análisis de Carme Riera sobre la importancia de Cataluña en Quijote.

Los cervantistas consideran que la estancia en Cataluña, a pesar de que ocupa sólo cinco capítulos, del LX al LXV, resulta fundamental puesto que representa el triunfo definitivo de la realidad o, lo que es lo mismo, de la aventura auténtica, no inventada por la calenturienta imaginación del hidalgo, ni impostada por los duques burladores.

En la Cataluña de la época se vivía más en vilo y con más peligros, si cabe, que en Castilla. Tanto es así que Don Quijote y Sancho no presencian ninguna muerte violenta hasta que no llegan a tierras catalanas ni antes toman parte en ninguna auténtica escaramuza. Tampoco hasta entonces han visto el mar; acostumbrados como están a su aldea de tierra adentro, nada saben de la vida en las ciudades, de su trajín y bullicio, con fiestas como la de San Juan, de su trazado, con casas señoriales con balcones, tal la de don Antonio Moreno, su anfitrión, que guardan modernos artilugios mecánicos, como la cabeza encantada. Además Cervantes aprovecha el paso de Don Quijote por tierras catalanas para tratar de dos temas candentes en su época: el bandolerismo y la expulsión de los moriscos.

En la foto añadida, Torre Agbar, sede social de Aguas de Barcelona.

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