10/08/2007

“Che”: nuestro inevitable contemporáneo y otras malas compañías


Entre las izquierdas hoy, 9 de octubre, se conmemora el cuadragésimo aniversario del asesinato de Ernesto Guevara, apiolado por “soldaditos” bolivianos y alguno más sin ningún miramiento tras ser hecho preso. La opinión del "Che" sobre fusilamientos fue expuesta públicamente ante las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964: "Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una batalla perdida y también tienen que saber los gusanos cuál es el resultado de la batalla perdida hoy en Cuba".

Da vergüenza ajena comprobar la falta de rigor democrático y la ligereza estética (vid. fotomontaje arriba) presente en los actuales eventos en honor del “Che”, ya sea en Madrid, en Buenos Aires o en Caracas. De nada sirve, parece, avisar contra el mal y/o la estupidez.

Entre las derechas –demasiados de los de-toda-la-vida más muchos de los arribistas- la ocasión pasará, sospecho, o con sordina o con alegre constatación del mal y de la estupidez en los otros, especialmente en Iberoamérica. Como en la Europa continental tras la revolución soviética, allá la revolución cubana sirvió para justificar años de sofisticada ignominia y de malvada laxitud.

Pinochet necesitaba tanto del “Che” como los Castro de la Junta Militar de la Argentina, organización ilegal e ilegítima a la que los hermanos gallegos apoyaron contra los británicos en 1982 por cuenta de Moscú… todo por la independencia y la integridad de sus respectivos intereses.

Al cabo, sólo parecen quedar allá en pie Maradona y Chávez con sus dependencias, Lucía Hiriart -Iriarte, en vascuence y en castellano- con su ubérrima prole y, desde luego, los “palanganeros” asociados de la viejísima Nueva Trova Cubana, todos bien forrados y atados, bien atados a los bienes terrenales. Pero queda “algo mucho peor”…

Leer Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental -publicado en Tricontinental, Suplemento especial, 16 de abril de 1967; tomado de: Ernesto Che Guevara, Escritos y discursos, Tomo 9, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977- revela mucho sobre el personaje y su contemporaneidad, que es la nuestra.

El inicio del título, Mensaje a los pueblos, me da pie a sospechar sobre el carácter de las conversaciones entre el Che y Francisco Ciutat de Miguel. Este último, militar español de carrera (aspirante a cursar Estado Mayor en 1936) vinculado desde 1937 a los servicios secretos militares rusos, el GRU, actuó en Indochina contra Francia y EE.UU. y en Cuba, tras el fracaso de los Bayo, conduciendo Playa Girón. Ni Giap ni Fidel hubieran sabido organizar la que montaron sin el concurso del mentado Ciutat y sus equivalentes. Así también otros, hoy…

Dudo que estos nietos de los de la generación del “Che”, fotografiados abajo en una de las favelas de Río de Janeiro y armados con un AK, un SIG y una viejísima ametralladora ligera Madsen, alcancen nunca a entender nada de lo antedicho. Esto es el “algo mucho peor” anunciado ya en esta entrada.



A continuación, destacando algunos conceptos, transcribo algunos párrafos del citado texto del “Che”, no como homenaje al mismo o a la asesora mano de Ciutat (enlazo con foto e historia "casi" oficial) , sino como motivo de meditación hoy y en el futuro.

Así:

El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal.

Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego fuera de sus cuarteles, y aún dentro de los mismos: atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite. Entonces su moral irá decayendo.

(…)

No es la intención de estas notas historiar los diversos conflictos de carácter local que se han sucedido desde la rendición del Japón, no es tampoco nuestra tarea hacer un recuento, numeroso y creciente, de luchas civiles ocurridas durante estos años de pretendida paz.

Bástenos poner como ejemplos contra el desmedido optimismo las guerras de Corea y Vietnam.

En la primera, tras años de lucha feroz, la parte norte del país quedó sumida en la más terrible devastación que figure en los anales de la guerra moderna; acribillada de bombas; sin fábricas, escuelas u hospitales; sin ningún tipo de habitación para albergar a diez millones de habitantes.

En esta guerra intervinieron, bajo la fementida bandera de las Naciones Unidas, decenas de países conducidos militarmente por los Estados Unidos, con la participación masiva de soldados de esa nacionalidad u el uso, como carne de cañón, de la población sudcoreana enrolada.

En el otro bando, el ejército y el pueblo de Corea y los voluntarios de la República Popular China contaron con el abastecimiento y asesoría del aparato militar soviético. Por parte de los norteamericanos se hicieron toda clase de pruebas de armas de destrucción, excluyendo las termonucleares pero incluyendo las bacteriológicas y químicas, en escala limitada. En Vietnam, se han sucedido acciones bélicas, sostenidas por las fuerzas patrióticas de ese país casi ininterrumpidamente contra tres potencias imperialistas: Japón, cuyo poderío sufriera una caída vertical a partir de las bombas de Hiroshima y Nagasaki; Francia, que recupera de aquel país vencido sus colonias indochinas e ignoraba las promesas hechas en momentos difíciles; y los Estados Unidos, en esta última fase de la contienda.

(…)

El panorama del mundo muestra una gran complejidad. La tarea de la liberación espera aún a países de la vieja Europa, suficientemente desarrollados para sentir todas las contradicciones del capitalismo, pero tan débiles que no pueden seguir ya seguir el rumbo del imperialismo o iniciar esa ruta. Ahí las contradicciones alcanzarán en los próximos años carácter explosivo, pero sus problemas y, por ende, la solución de los mismos son diferentes a las de nuestros pueblos dependientes y atrasados económicamente.

(…)

Esa doble situación: un interés estratégico tan importante como el cerco militar a la República Popular China y la ambición de sus capitales por penetrar esos grandes mercados que todavía no dominan, hacen que el Asia sea uno de los lugares más explosivos del mundo actual, a pesar de la aparente estabilidad fuera del área vietnamita.

Perteneciendo geográficamente a este continente, pero con sus propias contradicciones, el Oriente Medio está en plena ebullición, sin que se pueda prever hasta dónde llegará esa guerra fría entre Israel, respaldada por los imperialistas, y los países progresistas de la zona. Es otro de los volcanes amenazadores del mundo.

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