7/01/2007

Afganistán: lo que pasa dentro y fuera... de España


El TCol. Andrew Wegener publicó A Complex and Changing Dynamic. Afghan Responses to Foreign Intervention. 1878–2006 (Canberra:Land Warfare Studies Centre: April 2007).

En la página 85, en su nota 251, de dicho opúsculo se cita adecuadamente a Clausewitz

In war, as in life generally, all parts of a whole are interconnected and thus the effects produced, however small their cause…must modify the outcome to some degree...[and therefore] no prescriptive formulation universal enough to deserve the name of law can be applied to the constant change and diversity of the phenomena of war.

Las guerras irregulares, asimétricas y, sobre todo, insidiosas son las que mejor desvelan los grados de estabilidad y flexibilidad de las sociedades que las padecen.

Cuando en España se reclama un esfuerzo integral para acometer las reformas necesarias en nuestro sistema de Seguridad y Defensa lo que se pretende es realizar una acción realista, para nada teórica.

Paradójicamente, los que más se resisten ante las reformas necesarias son los que más ganarían con ellas: no sólo son algunos militares... no es sólo la mayoría de los intelectuales acomodados... no son pocos los políticos a izquierda y a derecha, en el PSOE y en el PP, los que todavía no se han dado cuenta.

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En todo caso, el opúsculo del australiano Wegener no tiene desperdicio.

Marca hitos muy importantes para comprender lo que pasa en Afganistán y en otras zonas del frente discontínuo en el que se desarrollan las actuales guerras.

También avisa -en la cabeza de los soviéticos- sobre los límites de empleo de las fuerzas acorazadas pesadas en los entornos irregulares, asimétricos e insidiosos en los que debemos movernos, operativa e intelectualmente. Y acertadamente, en la página 58, señala:

The Soviets were unable to use their military force in a manner conducive to the achievement of their political objective, and coercion for the most part only helped to maintain and increase the level of resistance. The initial strategy of coercing resistance-controlled areas by using sweeps and the re-occupation of ground could only be effective with an enormous amount of military power, which the Soviets in Afghanistan did not possess. While regime control over an area could be temporarily established by force, the lack of regime legitimacy meant that once the coercive pressure was removed, the area quickly reverted to the control of the resistance. The resort to barbarism by the Soviets was recognition of the untenable nature of their initial approach, yet it also created an Afghan response adverse to the overall Soviet objective of regime consolidation. Whilst the elimination of so much of the resistance’s support base damaged its capability in resisting the regime, it only solidified its will to resist and created in many Afghans a ‘nothing to lose’ approach in their resistance. Use of limited deterrence and reprisal tactics were somewhat successful in the overall purpose of lessening resistance. However, like the regime’s use of financial resources, were only effective while the instruments of coercion remained credible, a situation that ceased to exist after the withdrawal of Soviet forces.

Y estas cosas no sólo pasaron y pueden pasar en Afganistán...

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La foto inserta está tomada en 2006, forma parte del relato del sargento Larson, especialista de Operaciones Psicológicas del Ejército del Canadá, sobre su experiencia entre febrero y julio de ese año durante la Operación "Archer" en el área de Khandahar. La fuente está en la página corporativa del Cameron Highlanders of Otawa Regiment.

Al menos, en comunicación pública integral, australianos y canadienses nos ganan. No en vano, son dos grandes naciones... ciertamente, democráticas.

Haría falta que, en España, fuéramos menos inhibidos, menos ensimismados, que diría Ortega y Gasset.

1 comentario:

El Alijar dijo...

Jorge te remito comentario a propósito de lo que publicó este fin de semana el Sr Velloso en el MUNDO y que hila a la perfección con un pensamiento que nos dejaste en tu entrada: Hipótesis implícita sobre El Líbano y Londres.
http://elalijar.blogspot.com/2007/07/bombardean-nuestros-suminitros.html
Estoy de acuerdo con Jorge en que ellos repudian nuestro sistema de libertades que, entre otras cosas, permitió tras muchos siglos de luchas separar iglesia de estado, aparcando la ley de Dios en el ámbito íntimo de lo ético y de lo moral. Es evidente que ellos no pueden permitir ni permitirán jamás entre los suyos este modo de conducirse pues arremete contra el núcleo básico de su pensamiento.
Sin embargo no comparto con Jorge -al igual que con otros buenos pensadores de nuestra izquierda- el trasfondo de su razonamiento, no creo que se pueda plantear esta lucha emprendida como una guerra entre la democracia occidental y el extremismo islámico.
Si a alguien odian más que a nuestros regímenes infieles es a los propios gobernantes “islámicos moderados” que han apostatado de la fe verdadera bajo el paraguas de europeos y estadounidenses y que si algo les caracteriza no es precisamente la democracia ni la protección del débil frente al fuerte.
No intentan combatir nuestra esencia, intentan acabar con nuestra dañina influencia en el Islam y nuestra “vergonzosa protección de Israel”.
Decía Jorge en su blog: “Y desde luego, persiguen la deslegitimación práctica de los sistemas de gobierno democráticos occidentales ante los electores -donde se pueda votar libremente- y ante el gran público global”.
Y cierto es, pero no para derrocar democracias sino porque han descubierto que ese- nuestras opiniones públicas y los efectos acción/reacción en nuestros dirigentes- es nuestro Talón de Aquiles y van a por él; pero como un general va a por las líneas de abastecimiento del ejército enemigo, sin saña, como una parte más del campo de batalla.
Sin suministros la batalla acaba para las tropas empeñadas en combate y con el hartazgo y sin el apoyo y determinación para luchar de nuestras sociedades -crucial suministro de nuestras fuerzas- nuestra lucha será estéril y corta.