1/18/2007

Contra ETA: las propuestas de Rajoy



Francamente, creo que es un error el no aceptar discutir las propuestas de Rajoy.

En atención a los objetivos que ETA tiene planteados en su guerra contra España, no aportan nada operativa e intelectualemente util para derrotar definitivamente a la banda criminal, destruyendo sus nidadas de serpientes.

Desde luego, al PP le asiste el convencimiento de que, de seguir el modelo aznarí de lucha contra el terrorismo etarra que dichas propuestas reafirman en su presentación, la actual orgánica operativa de ETA desaparecería agotada. Por supuesto, el PP asume que ETA sería capaz de cometer "dos o tres atentados al año" durante el tiempo que persistiera bajo la presión que se propone. Evidentemente, el modelo aznarí consiente que, en entre los buenos, haya más victimas como resultado de los previstos coletazos criminales de esa bandería abertzale. Lo dijo Rajoy: "si no se cede, te ponen bombas".

Pero lo cierto es que, de hacer tal, los 150.000 votos de Batasuna seguirían estando presentes en todas las elecciones y, muy probablemente, las consignas clandestinas sobre su empleo serían seguidas disciplinadamente por los electores afines a la cobertura política de la organización terrorista.

El verdadero reto para el PP no es convencer, como puede llegar a hacerlo, de la bondad de sus proposiciones políticas a muchos españoles que todavía no le han votado en elecciones democráticas para, en su caso, obtener la mayoría absoluta en las Cámaras depositarias de la soberanía nacional española.

Tampoco lo es el evitar el riesgo de fragmentación de las derechas españolistas que sumó el PP de Fraga en un único partido que le permitió a Aznar afirmar, con rigor, "a mi derecha, no hay nadie".

El verdadero reto a resolver por el PP en la actual coyuntura, como sabe muy bien algún miembro de FAES/GEES, es suma de los siguientes hechos derivados de la realidad de la relación de fuerzas en el sistema de poder en España, consolidado como resultado directo de la gestión gubernamental entre 1996 y 2004:

1. El PP no podrá participar en el ejecutivo de Cataluña durante mucho tiempo.

2. El PP no podrá gobernar en las Provincias Vascongadas si no es de la mano de los socialistas.

3. El PP, para llegar a gobernar en Andalucía, tendrá que pactar con andalucistas y marbellíes, como ya sucedió en la Diputación de Málaga en tiempos de Gil y Gil, y

4. Sin agotar los ejemplos, en el viejo Reino de Navarra, como ya sucede hoy, la marca PP tiene que diluirse confederalmente en la Unión del Pueblo Navarro.

En todo caso, siempre es malo confundir la defensa del Estado social y democrático de Derecho que sirve a España con la mera capacidad de acción policial y las sentencias de los jueces que ejercen su independencia en el ámbito que les está señalado, esto es, en la aplicación de la ley positiva al juzgar cada caso criminal. Así se puede llegar a olvidar que, según la Constitución española, "la Justicia emana del pueblo", no de grupos activistas presentes o influyentes en las corporaciones a su servicio.

Y, además, como demuestra la Historia y la memoria, a cualquier gobierno español en lucha contra ETA, siempre le quedará París.

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