Lástima que Jaime Gil de Biedma, poeta de los amores oscuros entre señoritos y jovenzuelos de aluvión y tio que fue de Ouka Lele y de doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, no esté vivo.
Tal vez nos ayudaría a explicar la rabia juvenil de la banelieue de Alcorcón y su explosión de odio, perfectamente predecible si se estudiaran las cosas sociales con rigor.
Tal vez, nos ayudaría a comprender las propuestas sobre los okupas hechas por la senyoreta Imma Mallol, teniente de alcalde de Barcelona, bien asistida por su compañero, el Conseller de Interior i de Relacions Institucionals, Joan Saura.
Lástima que parezca que hay colusion entre señoritos de aluvión -entre los detenidos okupas en Barcelona hay apellidos muy sonoros de la otrora sensata burguesía catalana- y profesionales generadores de la muy ecológica imagen de los contenedores de basura ardiendo que se publican de izquierdas.
No de extrañar, pues, que persista tanta caspa intelectual - ¿desde cuando un guardia civil no es funcionario? - en las derechas españolas: todos estos no hacen otra cosa que retroalimentarse.
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