Ayer, El Mundo reiteró una vieja noticia librada en su día por Libertad Digital y que reza Mansur Escudero solicita el derecho preferente a la nacionalidad española para los descendientes de los moriscos.
En declaración reiterada por el Presidente de la Junta Islámica Española:
"La Ley de Extranjería de 1985 ya había otorgado ese tratamiento preferencial, a través del artículo 22.1 del Código Civil, a los judíos sefardíes, equiparándolos a los iberoamericanos, portugueses, filipinos, andorranos, ecuatoguineanos y gibraltareños. Es decir, a todos aquellos que habían tenido alguna relación histórica o de sangre con España. Sin embargo, se olvidaron de los andalusíes, que eran más españoles que nadie porque nacieron y vivieron durante ocho siglos en la Península. Por eso consideramos que en este tiempo de alianza de civilizaciones ha llegado la hora de reparar este olvido histórico y este agravio comparativo".
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Hoy, Libertad Digital destaca: "Cañizares: Cuando uno no tiene raíces está a la intemperie y a merced de manipulaciones políticas".
Y afirma el Cardenal Primado de España y Arzobispo de Toledo: "España es una unidad cultural, histórica, es una realidad que afecta a todos los ciudadanos" y, con toda razón desde que se aplicaron las conclusiones del Concilio Vaticano II, "La Iglesia fue un factor de reconciliación".
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Como todas las naciones, España tiene múltiples raíces que alimentan desde frondosas hasta quebradas ramas.
Para comprender el caso español, están disponible en castellano desde hace años los criterios analíticos de aplicación universal descritos por Walker Connor en Etnonacionalismo. (Madrid: Trama Editorial).
Connor no ha hecho concesiones a la galería en casi 40 años de continuado trabajo científico.
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