El reverso de Irak: la corrupción no es una estrategia

Al editorializar hoy sobre el Informe del Iraq Study Group se equivoca El País al concluir que "ha llegado la hora de la diplomacia".

Las inminentes necesidades de acción estratégica global que pronto se harán evidentes obligan al eficiente -y, por tanto, honrado- empleo de todos los recursos disponibles.

El citado Informe, por su esencia, está enfocado tan sólo a presentar propuestas para lograr el desecado del pantano en el que se ha convertido Irak. La evolución de todos los conflictos interconectados con la crisis occidental en Irak -hayan adquirido forma bélica o no- condicionará el proceso sugerido por el grupo liderado por el tándem Baker-Hamilton.

Pero poco se avanzará allí si, como hace El País, se sigue considerando el conflicto árabe-israelí como la clave de la resolución de todas las guerras que tienen origen en el llamado Oriente Medio.

En el fondo, algo más que mero simbolismo hay en el desmedido interés por resolver, lenta y diplomáticamente, dicho conflicto. Especialmente en Europa, son demasiados los autodenominados expertos públicos en asuntos judíos y palestinos que tienen que alimentarse.

Y, por ejemplo, no hay margen para una rápida reconversión de dichos expertos públicos a fin de que dirijan sus esfuerzos a tratar los muy variados conflictos africanos en rápido deterioro. En esos conflictos africanos subyacen múltiples elementos clave para la seguridad energética en Europa que son descuidados por los analistas y los medios de comunicación. Y, ciertamente, el hecho es que, más que con el tradicional conflicto árabe-israelí, los conflictos africanos están mucho más interconectados con la crisis occidental en Irak en desarrollo desde 2003, de la que han sacado enormes réditos la Rusia de Putin y la China de los mandarines.

En España, estas cuestiones se tratan al calor del debate político interno, faltando análisis serios que recojan apuntes sobre factores muy sensibles para la definición de políticas de Estado viables. Ejemplo de alguna llamada de atención rigurosamente enfocada: Tras las OPAs españolas, la geopolítica alemana; (excelente apunte, Javier de Ugarte).

Si tal trabajo se hiciera en España, incluso podríamos realizar alguna aportación basada en nuestras propias experiencias. Por ejemplo, en la patria de "poceros", "hidalgos" y "rocas" sabríamos interpretar el fondo de textos como el que me ha sido señalado desde EE.UU. y que anoto: Reining in Military Contractors.

Firmado hoy en The Washington Post por Michael A. Cohen y Maria Figueroa Küpçü, co-directores del programa Privatization of Foreign Policy Initiative de la poco sospechosa New America Foundation, revela el grado de corrupción generalizada y de sobrecostes añadidos con la excusa de la seguridad presente en los contratos de reconstrucción de infraestructuras en Irak durante estos años.

Tal como sucediera en Vietnam, la guerra en Irak tendrá mala salida si se antepone la obtención de rápidos e ilegítimos beneficios de algunos (pocos) iraquíes y estadounidenses al objetivo de lograr la necesaria victoria política. Más que en ningún otro aspecto de la guerra, Irak se parece a Vietnam por el consentimiento tácito dado a la especulación sobre la sangre derramada. Una especulación en la que participan, de consuno, gobernantes, empresarios y hasta cooperantes humanitarios locales y foráneos.

La necesaria victoria política de Occidente en Irak pasa ineludiblemente por lograr que la inmensa mayoría de los iraquíes se sientan estar gobernados y protegidos por gentes honradas, preocupadas por la mejora y la seguridad generalizadas de sus condiciones de vida.

En caso contrario, las puertas a la barbarie seguirán abiertas, en Irak y en otras partes, con gran provecho para los terroristas vengan de donde vengan y los asistan quienes los asistan.