12/08/2006

Contra ETA: lo que Ynestrillas no pudo aprender


Este servidor había regresado renqueando a la casa paterna. Volvía de formalizar en el Gobierno Militar de Madrid la continuidad de su prórroga por estudios. Pese a las tendencias de mi entorno juvenil, presentes a derecha y a izquierda, tenía la esperanza de poder cumplir el servicio militar obligatorio, sentido personalmente como derecho y deber en tanto que ciudadano.

Era el 17 de junio de 1986.

Al disponernos a comer una llamada nos interrumpió. Se preguntaba por mi.

Una voz madura, alterada, casi a gritos, inquirió por el motivo de mi visita al Gobierno Militar.

Aun sorprendido, respondí con toda claridad a las preguntas casi escupidas, averigüando de paso que la llamada se hacía desde dicho Gobierno Militar, que el motivo de la misma se basaba en mi apellido vascongado... y en que se había producido un asesinato.

La voz desistió de hacer más preguntas cuando ofrecí presentarme en aquella dependencia de inmediato para lo que se pudiera ofrecer...

***

El asesinato del comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas, aquel día, a la salida de su destino en el Gobierno Militar de Madrid, destrozó a su familia y amigos.

Su hijo Ricardo, hoy, sigue dando muestra de un dolor inextinguible y de un odio desmesurado.

Como Guadiana, sus acciones dentro y fuera de la ley le han convertido en un icono, habiendo construido en torno a sí un personaje deleznable. Es imposible que pueda aprender ya cómo se vence al mal, pues lo padece en grado sumo en sí mismo.

Pero, como persona herida que es, merece compasión y apoyo, aunque conste que lo rechazará.

***

En aquellos días, servidor pugnaba por sobreponerse, como todavía hace ahora, a una enfermedad crónica y destructiva, aunque no necesariamente mortal en lo físico.

Unos meses después, aprobaría la asignatura de Arqueología que arrastraba, no por desprecio a la materia, sino por desprecio a quienes la impartían... Para lograrlo -consulto mis archivos- pactó con dichos docentes por oficio el vaciar apuntes a partir de sendos textos:

Afortunadamente, dispongo de un ejemplar del segundo, en su edición de 1999, presente de un visitante procedente de América en días de largo internamiento hospitalario.

Y es que ambos libros son hoy muy útiles, no sólo para ilustrarse académicamente en materia arqueológica, sino para analizar y aplicar los perennes procedimientos para integrar eficientemente espacios y poblaciones en torno a una estructura de poder viable.

La combinación de todos los recursos disponibles, sin otorgar a cada uno de los mismos otra preminencia que la mejor conveniencia para el logro del objetivo político deseable y claramente fijado, es el arte de la estrategia...

... y de la verdadera fortificación, que no depende, sólo, de piedras, de leyes o de alzar la voz para que se nos vea más, como hace Alcaraz... (este último saludando, acaso inconscientemente, a Ynestrillas en la foto).

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