Para el futuro de España,
Las lecciones de Manuel Fraga Iribarne, recordadas hoy en ABC por Manolo Penella, último secretario que fue de Dionisio Ridruejo, son de gran utilidad.
Cuando construía el Partido Popular, hasta lo recuerda Mikel Agirregabiria, Fraga Iribarne declaró “La victoria en la guerra sólo se consigue cuando se hace ganar también a los vencidos”, en feliz línea con lo también afirmado, esta vez por el Rey, “No quería, a ningún precio, que los vencedores de la guerra civil fueran los vencidos de la democracia”.
Firme creyente católico, Fraga jamás ha tomado el nombre de Dios en vano. Tampoco lo ha hecho con el de España o el de el Rey. Y desde luego, tras haber sido ministro de Franco o del propio Rey, su negocio fue el continuar sirviendo y no sirviéndose.
Firme conservador español, Fraga tomó como modelo, no a Tácito, sino a Saavedra Fajardo, educador de príncipes del siglo XVII. Se equivocó con alguno de los que quiso educar como tales, como Verstrynge, hoy al servicio bolivariano de Hugo Chávez. Seguimos observando con atención qué pasará con Rajoy (hijo), Ruiz-Gallardón (hijo), Rodrigo de Rato (hijo) o el propio Aznar (nieto).
Pero defendiendo sus valores eternos, y por encima de hombres como él mismo, siempre buscó soluciones a los problemas verdaderos no resueltos, buceando en el pasado y al derredor : en estos tiempos de tribulación constitucional, ¿recuerdan su propuesta de administración única para ordenar integralmente la gestión del Estado en la España que es?.
Dicho esto, jamás voté a Fraga. Y creo que no lo haría nunca. Eso sí, conforme a lo que establece la ley, usaré hasta de las armas para que pueda seguir hablando y actuando si es reclamado para ello.
Esa es una de las lecciones derivadas de lo contenido en tantos versos de Calderón, las que también me enseñaron otros servidores que, como Fraga, buscaron asegurar un futuro, no sólo para sus hijos, sino para los hijos de todos los españoles.
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