8/09/2008

La civilización vs. 'danzantes de la jeringa'


A los combatientes, civiles y militares:

D. Miguel de Unamuno afirmó tres cosas que tengo grabadas en el colodrillo más o menos así:

1. "Un militar que conoce los defectos del Ejército y los denuncia públicamente cumpliendo con ello con su deber, está doblemente obligado a cumplir en el cometido que tenga asignado si llega la hora de hacer frente al riesgo de combate". Lo mismo pasa con el administrador de fondos de una empresa respecto de esta y de su deber ciudadano, el mismo que el de dicho militar. Búsquen ésta cita -y las que siguen- en referencia exacta en los textos del vascongado fiel a sus mayores, maestro de españoles de futuro; no lo harán, por supuesto, aquellos a los que Unamuno llamó "danzantes de la jeringa".

2. "Caín mató a Abel, y con ello fundó el Estado. Elogiemos a Caín pues su invento permite entre otras cosas el orden, tanto más sólido si hay libertad. Gracias al Estado, los que producen bienes generan excedente material con que beneficiar a sus patrones, de entrada, y, después, con el que pagar a los que piensan. Cuando hay libertad, esos dineros sirven legítimamente para controlar a los que ejercen, en el mejor de los casos sintetizando todos los intereses en la búsqueda del bien común, tanto el mando facultativo como el gobierno representativo electo democráticamente, sobre las personas y las cosas,". Mientras hay Estado -tanto da si multinacional, multiétnico o multiclasista- el crímen -incluso el de los hijos de Caín- esta bajo control, lo que no es poco.

3. "En todo país, hay paisaje y paisanaje. O se les ama o se les abandona. Y la decisión es integral, de vida o muerte". En este minarete personal sólo se cuenta lo que sirve para salvar vidas de "todos los nuestros"; a veces, dejando que los "vivales" sigan con sus negocios, aunque bajo control...

Blackhawk Down, abre con un cita de Platón. Y dijo Platón, aunque servidor es más amigo de Aristóteles y, sobre todo, de la verdad: "Sólo los muertos han visto el fin de la guerra". Entre el resto, sólo quedamos "supervivientes" y "vivales"; o sea, "danzantes de la jeringa".

De todo esto, algo me enseñó un oficial general, jefe de hombres -y mujeres, ya entonces- en el Ejército -y en la Guardia Civil- al que llamo "C": miraba -y sé que mira- de frente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso es, se ama o se deja, y dejarse de chorradas. Al infierno con los amargados que no aman aquello que les rodea.