Un buen amigo mio asegura sentir lástima por el lince ibérico, "ese animal tan inteligente que está al borde de la extinción".
Cuando tal repite, y me mira, tengo que contenerme para no sacudirle de firme... además, tiene secuestrados varios libros de mi propiedad que en esta nota le vuelvo a requerir.
Este año de 2008, algunos militares que conozco y aprecio personalmente se la van a jugar en Afganistán y en El Líbano.
Hace ya tiempo que sé que, militares o civiles, combatientes hay pocos, sobre el terreno o en los despachos.
Estos uniformados que digo -pero que no nombro por razones de seguridad- son combatientes.
Otro que yo me sé -civil- tiene por oficio el de portero de noche en un hotel de Barcelona: en lo que llevamos de año ha acertado plenamente en dos o tres asuntos clave para la seguridad en libertad de España y de todos sus ciudadanos, sin exclusión. Hay otro -canario- del que no sabemos nada hace días: estoy preocupado por él.
Me dice otro más que es posible que la Iglesia Católica santifique por fin al Cardenal Newman. Si tal se confirma me alegraré, sobre todo por que tengo para mi que hay muchos católicos que son ateos. El amigo que digo es católico de los que si creen en Dios con todas las consecuencias.
Una vez más, los facultativos hipocráticos han señalado que no termino de producir en mi cerebro la serotonina necesaria. En el fondo, creo que no tengo la moral -ni la etica- que necesito comprobar actuando a mi alrederor.
Al final, me pasará como dice el amigo que he comentado al principio sobre el lince ibérico: no sabiendo si soy inteligente o no, estoy al borde de la extinción.
No obstante, me obligo a permanecer en pie, alerta... intentando ser Semper Fi.
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