A Luis Solana, Militares y policías, desde la habitual discrepancia.
También a otros que no debo nombrar, combatientes en primera línea dentro y fuera de los despachos...
Noah Shachtman es uno de los nombres en la vida civil de ese "cybewarrior" colectivo conocido como Danger Room. El pasado miércoles, Small Wars Journal recomendó su atículo How Technology Almost Lost the War: In Iraq, the Critical Networks Are Social — Not Electronic.
En dicho papel, leemos la siguente -y acertada- afirmación:
For far too many units, the war had been turned into a telecommute. Afghanistan, Iraq, and Lebanon were the first conflicts planned, launched, and executed with networked technologies and a networked ideology. They were supposed to be the wars of the future. And the future lost.
Inside the Pentagon, the term network-centric warfare is out of fashion, yet countless generals and admirals still adhere to its core principles. On the streets of Iraq, though, troops are learning to grapple with the guerrilla threat. And that means fighting in a way that couldn't be more different from the one Donald Rumsfeld embraced. The failures of wired combat are forcing troops to improvise a new, socially networked kind of war.
Realmente, todas las guerras son la continuación de la política por otros medios, no siempre militares. Del mismo modo, la experiencia no demuestra otra cosa, las paces no son completas ni perfectas. Ni siquiera César Augusto gozó de Pax Romana -lema de su propaganda- ni dentro ni fuera de las fronteras establecidas en su tiempo; en cierto sentido, la Pax Romana de nuestros días fue la guerra fría, al menos para la Europa Occidental: en la foto, captura de "terroristas comunistas" durante la Emergencia Malaya (1948-1960). Al cabo, ninguna guerras se gana o se pierde completamente, salvo exterminio absoluto de una de las partes.
Hace mucho tiempo, mucho tiempo atrás, tras caer el Imperio Soviético en cuyo equilibrio se cimentaba esa dudosa Pax, Sir Michael Howard dictó en 1994 una conferencia en el ISS-USWAC que no me resisto a volver a citar. Significativamente se titulaba “How much can technology change war?”. En lo fundamental -la guerra en esencia no cambia en su carácter social y psicológico pese a los "nuevos cacharros"- dicha conferencia afirmaba casi lo mismo que hoy Shachtman en su entrega.
Shachtman, tomando como base los papeles iniciales de los creadores del concepto "network-centric warfare", afirma contundente que:
Cebrowski and Garstka weren't really writing about network-centric warfare at all. They were writing about a single, network-enabled process: killing. In 1998, to a former fighter jock and missile defender, the two things must have seemed the same. A decade later, it's pretty clear they aren't — not with American troops nation-building in Afghanistan, peacekeeping in Kosovo, chasing pirates off Djibouti, delivering disaster relief to Indonesia, and fighting insurgents in Iraq.
Con ello, Shachtman comete el error de no seguir la dinámica creada por la aportación de Cebrowsky y Grastka. Algunos resistentes -citemos aquí otra vez a Howard, a Krepinevich o al propio Krulak- fueron exponiendo sus propias interpretaciones. Cuando falleció Cebrowsky en 2005, (vid. necrológica en El País), en la ya desaparecida Oficina de Transformación de la Fuerza (OFT) ya eran muy conscientes de lo que el superviviente Grastka reconoce al propio Sachtman y que este anota:
"... people have hijacked the term network-centric warfare to mean all sorts of things, from investing in fiber optics to rejiggering an organizational chart, without really understanding what it means".
... "Stability operations is like soccer. Major combat operations is like football. So it's almost impossible [for one team] to win both the World Cup and the Super Bowl in the same year," ... "Not when you're playing two different games." // Garstka suggests that the model he helped create will have to change again. "You have to think differently about people," ... "You have your social networks and technological networks. You need to have both."
Lean, no obstante, todo lo que Shachtman sigue describiendo y analizando.
Tal vez, como señala nuestro autor, lo que pasó entre el primer artículo de Cebrowski y Grastka de 1998 y 2005 fue el "aprovechamiento" político, corporativo y empresarial de una propuesta muy sólida. A partir de 1999, se buscó convertir en útiles para el sostenimiento de la inmensa maquinaria burocrática y productiva pensada para ganar la "gran guerra caliente" si se fracasaba en la "guerra fria", permitiendo mantener los beneficios habituales sin alterar el establishment. Bush, Cheney y Rumsfeld se presentaron así como revolucionarios en asuntos militares y, como buenos idealistas ultraconservadores que son, con el objetivo de cambiarlo todo para que nada cambiara. El problema, para ellos y para todos nosotros, es que casi nada se ha cambiado a tiempo a estas alturas de 2007. Por ejemplo, lo que llamamos Bin Laden estaba antes del 11-S activo y lo sigue estando...
La "social network warfare" de los Nagl, Prior y Colabuno que propaga Shachtman no abomina, para nada, del método de análisis de Cebrowski y Grastka. Este es el viejo y muy occidental método científico. Un método que exige, eso sí, del mayor compromiso personal por parte todos los llamados a aplicarlo; un compromiso que es ciudadano, al margen de que sea el Secretario de Defensa, el periodista, el juez del Supremo o el cabo gastador quien lo deba sostener en el ámbito correspondiente.
Como es habitual en España todo llega y se asienta tarde. Paradójicamente, en el programa electoral del PSOE presentado en 2004, el término "transformación" acuñado en la estela del "network centric warfare" se incluyó al referirse a las Fuerzas Armadas, tras haber sido avanzado académicamente por Bardají y el entorno aznarí del FAES/GEES, pero no sólo por ellos...
Como es habitual en España todo llega y se asienta tarde. Paradójicamente, en el programa electoral del PSOE presentado en 2004, el término "transformación" acuñado en la estela del "network centric warfare" se incluyó al referirse a las Fuerzas Armadas, tras haber sido avanzado académicamente por Bardají y el entorno aznarí del FAES/GEES, pero no sólo por ellos...
Hoy ese término es de dominio común en ámbitos militares e, incluso, en el lenguaje político general. En alguna de sus derivadas más conservadoras -y operativas- consta que el no tan nuevo nuevo concepto "social network warfare" está calando en dichos ambientes militares, siempre mediatizados por la cultura social y política española: Vigencia y limitaciones de la Guerra de Cuarta Generación (2006) del Col. Fojón. Otros, mediatizados también por la misma cultura social política española, atendemos a otras alternativas: por ejemplo, Challenging the United Stares Simmetrically and Asimmetrically: Can America Be Defeated? (1998) del estadounidense Matthews, Maitriser La Violence - Une Option Stratégique (1999) de los franceses Francart y Patry, o Fourth-Generation War and Other Myths, (2005) del estadounidense Echevarría.
Los que ya vamos siendo viejos en estos asuntos sabemos de las derivas a que todo "aprovechamiento" de conceptos puede dar lugar. En todo caso, me extrañará que el concepto "social network warfare" aparezca en el programa electoral de 2008 del PSOE y..., también, que lo hiciera en el del PP.
Pero ese no tan nuevo concepto está ahí. Y sospecho que, mediando nuestra cultura social y política, no tardaremos mucho en tener que tenerlo en cuenta en España, expresamente o no.
Por lo que a mi me toca, sólo lamento haber llegado tambien muy tarde al conocimento de los avances intelectuales que lideraron los católicos Cebrowski y Garstka.
Del primero, publiqué la citada necrológica en El País, gracias a la sensibilidad de Andrés Ortega.
Del segundo, me alegra saber que sigue trabajando -cerca de Nagl, no lejos de Kilcullen- bajo las órdenes del Assistant Secretary of Defense for Special Operations and Low Intensity Conflict and Interdependent Capabilities, informando a la Office of the Undersecretary of Defense (Policy). Dicho de otro modo, está en el ajo y la cebolla de las "guerras híbridas" y las "operaciones interadministrativas" que ya conocen los lectores de este minarete personal, Future Warfare: The Rise of Hybrid Wars, (Proceedings. Nov 2005).
Seguiremos observando.
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