9/19/2007

Guerras de religión, más o menos

Quienes sabemos con Malraux que “el siglo XXI será religioso o no será”, tenemos muy presente la actualidad de las pasadas guerras de religión, así llamadas pese a que los rescoldos de la Vulgata marxista sigan insistiendo en su carácter de conflictos económicos y políticos de clase, como da muestra Pío Moa, catedrático in pectore para cuando vuelva el PP donde le gustaría.

En 1525, liquidadas las Comunidades de Castilla, el ya electo Carlos V como emperador del Sacro Imperio Germánico, la emprendió contra su enemigo en el siglo, el Papa reinante. La empresa por poco no le salió bien: el Papa y el rey francés Francisco I pactaron ese año con el Turco -toda una Alianza de Civilizaciones- el avance sobre las llanuras húngaras afectas a Carlos y tras la de Mohács, los otomanos las ganaron llegando a amenazar Viena. El Saco de Roma fue inevitable pues, aunque Clemente VII había pagado tregua y rescate por la ciudad y su corte, los lansquenetes luteranos alemanes al servicio del Rey Católico no dudaron en ajustar cuentas con la que denominaban “la vieja meretriz”.

En 1870, la cima de la construcción de la nación italiana fue el asalto de Roma a cargo de las tropas de Víctor Manuel y los voluntarios de Garibaldi. Al Papa, en tanto que poder secular, le asistían guardias suizos, voluntarios legitimistas –carlistas- venidos de todas partes, diversas compañías privadas militares y de seguridad y hasta las tropas que Napoleón III levantó como zuavos pontificios en defensa del Santo Padre.

Fuera de simplificaciones, la última Cruzada –“guerra santa” a la cristiana- la decretaron los obispos españoles cuando las matanzas cometidas contra los suyos excedieron la peor de sus previsiones. Desde luego, antes de que comenzaran todas las matanzas, se escribieron los artículos de incitación en toda la prensa...

A nadie se le ocurrió calificar de Cruzada –fuera de la propaganda exaltada- a la guerra de independencia que libró Croacia entre 1991 y 1995. Tampoco puede dejarse de anotar que, en el reconocimiento de la secesión de los croatas hecho por Alemania, Austria y el Estado Vaticano sin contar con nadie, los soberanistas croatas encontraron el preciso aliento material y espiritual…

Siento tener que recordar estas cosas....

Pero, al menos, veo que Egibar y sus soberanistas no tienen ni ese apoyo material ni ese apoyo espiritual… Ya veremos de qué hablan Zapatero y Putin a propósito del Kosovo, donde espero que Aznar por puro españolismo asista a su sucesor en La Moncloa.

Sé que ni de lejos Zapatero es Francisco I o Garibaldi, que en la foto inserta parece andarte griego, notable moro o, al menos, jefe de harka al servicio de Francia o España… tampoco ZP es Azaña…

Desde luego, José Montilla -gran vencedor de la jornada de ayer- ni por asomo es Companys, Pujol o Maragall...

P.S. El Papa desaira a Condoleezza Rice

5 comentarios:

Aaron Z. dijo...

Malraux no se refería al XX sino al XXI

Jorge Aspizua Turrión dijo...

Xacto, corregido está.

Anónimo dijo...

Fantastic entrada. Siempre he dicho que hemos estado tanto tiempo deseando algo, que cuando nos han cambiado el esquema internacional, no hemos tenido cintura para adaptarnos.

¿Cuánto tiempo y cuántas vidas nos costará?

Javi (@Treintanyero) dijo...

"...donde espero que Aznar por puro españolismo asista a su sucesor en La Moncloa."

...y si Aznar le asiste, que Zapatero, por puro españolismo, se lo reconozca públicamente...

Saludos

Javier

Jorge Aspizua Turrión dijo...

Ya me gustaría que tales apoyos y reconomientos mútuos se produjeran.

Un saludo cordial.

Jorge