Hace casi seis años que el extinto Diario 16 me publicó el comentario que inserto abajo.
Fue elaborado a raíz de un fuerte debate en el sotanillo, en tiempos de la dura y leal oposición contra Aznar mientras que los tíos de las Fuerzas Especiales de los EE.UU. ya trabajaban designando objetivos en Afganistán, como muestra la foto. Citaba al efecto un texto de 1997 elaborado por Steven Metz, autor a seguir desde entonces hasta hoy.
Bush perdió luego la paciencia y, con ello, el realismo, aupado por las urgencias de las sirenas neocon. Pero en lo básico, no me retracto.
Hoy, contemplamos con preocupación un escenario terrible respecto de Al Qaeda. Como dice el ISS de Londres Al Qaeda, lista para otro 11-S. Alfonso Rojo en ABC remacha Vamos perdiendo; Lluis Bassets, en El País, que No es la guerra de Gila intentado señalar que el “centro de gravedad” está en Afganistán y no en Irak, como pretendía el otro día Florentino Portero en ABC Afortunada coincidencia.
El “centro de gravedad”, en mi opinión, está en todas partes entre las gentes y, dentro de ellas, en las elites.
En España, para lo nuestro, el “centro de gravedad” no sólo está en el EBB del EAJ-PNV. Pero algunos siguen cultivando, para particular beneficio, neurosis obsesivas entre nuestros conciudadanos.
***
Domingo, 14 de Octubre de 2001
DIARIO 16
La guerra y la sociedad
TRIBUNA, por Jorge Aspizúa Turrión
Ésta es, como certera pero arteramente señaló Ignacio Ramonet en el inefable Le Monde Diplomatique, una guerra cuyo trasfondo es ideológico. Y es una guerra que se plantea más allá de las diferencias culturales entre Oriente y Occidente, de las diferencias escandalosas entre Norte y Sur. De un lado estamos quienes luchamos por sostener, extender y ayudar a mejorar la gestión del sistema democrático sabiendo que hemos de evitar elitismos a izquierda y a derecha. De otro, están quienes creyéndose por encima de los demás, dictaminan tanto la muerte civil como la física de los seres humanos que no son o piensan como ellos y se escudan en su propia voluntad de morir.
Lejos de constituir redes que den libertad, las de Osama ben Laden, sus acólitos, sus avalistas y sus protectores, que no son en exclusiva musulmanes como no tardaremos mucho en comprobar, son meros instrumentos de dominación directa. Para el millonario Ben Laden y sus pares en Oriente y en Occidente llegó el momento “en el que la utilidad marginal de producir mayor riqueza declina hasta cero”. Para eso que identificamos hoy con Ben Laden y que ya conocimos de la mano del anarco-místico-totalitario Georges Sorel hace un siglo en Europa, “el goce especial” que todo ser humano busca se obtiene “únicamente de bienes de posición, de cambios producidos en las relaciones entre los hombres antes que cambios producidos en la relación entre los hombres y las cosas”. Ernst Gellner, al que se podrá acusar de judío, checo y británico además de asesor del financiero George Soros, ya advirtió en 1991 sobre la posibilidad convertida en realidad con la matanza cometida en Manhattan: la violencia per se se ha convertido en factor único de legitimación para muchos descontentos y frustrados ante los avances de la globalización democrática.
Sólo los que osan decir que saben pensar aunque no estudien los asuntos sobre los que se pronuncian pueden sorprenderse ante la acción paciente de
Hace ya años que en Estados Unidos, con todas sus luces y con todas sus sombras, se iban definiendo los riesgos que hoy son triste realidad de muerte y destrucción. Tras el fin de
A- Un sistema de equilibrio de poder basado en la existencia de Estados soberanos con intereses nacionales más o menos contrapuestos, al estilo del sistema europeo del siglo XIX.
B- Un sistema en el que se coexistirían global y conflictivamente tres tipos de estructuras de estados con grados decrecientes de desarrollo e institucionalización socioeconómica, política y militar.
C- Un sistema basado en el conflicto entre ideologías con carácter transnacional y masivo, en línea con lo apuntado por el profesor Huntington en su concepto de choque entre civilizaciones.
D- Un sistema basado en la continua edición de colapsos internos en las sociedades a los que los Estados afectados no podrían hacer frente.
E- Un sistema basado en la guerra económica entre entidades transnacionales legales o ilegales (empresas, mafias, etcétera) con claros intereses propios distintos de los nacionales.
Hoy, conceptual y prácticamente, los estrategas de Ben Laden y otros jóvenes airados buscan agravar todos los conflictos alimentados por las tensiones generadas en cada uno de estos sistemas y, sobre todo, de la interacción entre los mismos. Añadamos a esto un hecho reiteradamente destacado por el profesor Van Creveld, “... los gobiernos han perdido poder en favor de organizaciones que no son soberanas y no son estatales”.
El pensamiento democrático propone que los gobiernos y sus burocracias han de ser controlados por los electores a través de sus representantes electos y no al revés. Por ello la actual guerra es social pues, como ya se está viendo en el Congreso y en el Senado de los Estados Unidos y en el Parlamento británico, las medidas de seguridad extraordinarias están siendo limitadas en tanto que afectan a las libertades y derechos individuales y colectivos. También es social, pues como adelantaba el documento estratégico Joint Vision 2020, convertido hoy en manual de conceptos en la estrategia contra el terror, todos los recursos humanos y materiales han de ser activados democráticamente como fuerza total para librar esta, a la vez, vieja y nueva guerra.
En ésas estamos y, como clamaba el bueno de León Felipe, hay que tomar la espada y elegir ejército: luego, hay que atenerse a las consecuencias. Los demócratas ya las estamos sufriendo desde el 11 de septiembre: los bárbaros sólo saber agredir; los demócratas, o sabemos defendernos o nos pasarán por encima.
1 comentario:
;-) Steven Metz es otro de los eruditos que leo con avidez y de los que aprendo.
No llego a entender porqué esa reiteración en focalizar el centro de gravedad (CoG) en una sola área geopolítica, sea en Afganistán o Iraq. Coincido con el sr. Aspizua, en que hay muchos de ellos, tantos que sería un ejercicio de primer orden indagar para definirlos en toda su importancia.
Algunos no están tan lejos, aparte de los que están situados en ciertas mentes, otros son claramente visibles, otros semiocultos, pero tan imbricados en nuestra sociedad que no llamo solo occidental sino que ya es global, cosa que ya sabemos todos. Pongamos ejemplos: cuando hay una demanda de ciertas drogas, gran parte (no podemos saber la cantidad exacta) va a para a manos de lo que se puede llamar "el enemigo", o cuando se hacen inversiones multimillonarias y se pretende dominar un mercado que puede ser un pilar fundamental en una sociedad.
La utilización de los medios de comunicación es tan evidente que no hacía falta recordarlo sino fuera porque es uno de los principales y a veces el primero de todos por su influencia sobre las masas y por la respuesta casi inmediata que estas ofrecen.
Puede que ciertos gobiernos hayan perdido poder ante grupos que forman un poder paralelo, enfrentado o no, a dichos gobiernos, pero quizá la aseveración de Van Creveld va muy lejos, porque no es necesario que una organización sea soberana, en el sentido de que ha sido reconocida como tal y dispone al igual que un gobierno de la misma accesibilidad como estos, ni tampoco que sea necesario dotarse de un espacio físico delimitado con fronteras, sino que ciertas organizaciones y habría que entrar en cuales de ellas, mantiene sus estructuras perfectamente definidas y funcionan con eficacia pudiendo decir que son estructuras estatales, aunque no conformen Estado. Puede que no sean soberanas (allá donde no se imponen) y puede que no sean estatales (aquellas que no estén estructuradas jerárquicamente ni administrativamente), pero siempre dependen de un estado o de varios, para existir, hasta que llegan a ser suficientemente fuertes para formar el suyo propio, en toda su extensión.
Saludos
Publicar un comentario