De guerras, privatizaciones y democracia

Todo cuadra y, cómo dice el Eclesiastés, "no hay nada nuevo bajo el sol".

Jesús A. Núñez Villaverde da muestra de lo poco que se sabe -o se quiere saber- en nuestros pagos sobre la guerra en su artículo de hoy en El País Las guerras ya no son lo que eran.

Cualquiera que sepa algo de las guerras, en general, y de las irregulares, en particular, a lo largo de la Historia sabe que siempre en ellas se ha vivido "una acelerada privatización del campo de batalla (con paramilitares, milicianos, guerrilleros, terroristas y señores de la guerra, sin olvidar a mercenarios / compañías privadas de seguridad, enfrentados entre sí y con los ejércitos regulares), lo que dificulta hasta el extremo la gestión de las crisis y su resolución".

Para ilustrar un ejemplo al respecto, desde Barbastro (Huesca) extraígo foto de blindado artesanal de la Unión Naval de Levante, afecto a la llamada Columna de Hierro en 1936.

En la guerra civil española -las civiles son guerras irregulares aunque se conduzcan convencionalmente- se produjo una privatización -o particularización- general de los medios de combate.

En el bando republicano -acabo de mandar digitalizar en EE.UU. los documentos del General Rojo de los que tenía fotocopia- jamás se recuperaron de esa tendencia.

En el bando nacional, la privatización llegó a su extremo en manos de corrientes ideológicas asentadas en corporaciones que llamaban anti-España a quienes no estaban con ellos.

El amable lector comprobará el parecido conceptual de éste "tiznao" con el Grizzly propuesto hoy por la compañia petrolera y de servicios Blackwater, foto del cual abre esta entrada. (Gracias, Guerras Postmodernas y Federico por las aclaraciones en esta nit del foc valenciana).

Así las cosas, la única revolución pendiente en materia de asuntos militares, de defensa y de seguridad no es la que propone Núñez Villaverde, al cabo mero reverso de lo que le enseñaron en la General de Zaragoza y no muy alejado de lo que en el fondo proponen los celtíberos neocon cuando hablan de su también particular y tecnocrática revolución sobre dichos asuntos.

La mina de la legitimidad democrática que supone depositar toda la confianza para resolver conflictos bélicos en organismos internacionales cuya gestión para nada es democrática , tal cual propone Núñez Villaverde, es más que evidente. Lo que proponen los neocon es que confiemos sólo en los que ellos dicen que saben al respecto y que, oh casualidad, serían ellos o, al menos, estarían a su sueldo, todos formando parte de consejos de administración sustitutivos del Estado democráticamente controlado.

La única revolución, si se quiere dar esa denominación, necesaria e imprescindible tiene que ver con la defensa de valores e intereses democráticos por parte de ciudadanos bien formados políticamente, para lo cual es preciso que estos estén instruidos en cosas de milicia para asegurar su mejor seguridad y defensa.

Tengo por cierto que así seríamos menos vulnerables frente Al Qaeda y otras franquicias, señoríos y sindicatos particulares o particularizados. Todo lo demás, es sólo táctica ventajista.

Ya tengo dicho aquí que, al respecto, no hay mejor modelo que el de la vigente, aunque siempre atacada a derecha e izquierda, Constitución de los EE.UU., asentada desde 1800...

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P.S.

Siguiendo su tradición...

El carlista confederado con el PP en UPN sale del armario: Del Burgo admite que Aznar no debió avalar la guerra de Irak ni salir en la foto de Las Azores

Y Del Burgo afirma: "Nosotros no estuvimos en la invasión, ni tuvimos ningún acto de hostilidad contra Irak sino que simplemente enviamos una dotación de ayuda humanitaria que, lógicamente, era militar en la medida en que era una zona de conflicto. Eso es todo lo que hicimos".

Siguiendo su tradición...

A Del Burgo sólo le falta decir que las Fuerzas Armadas españolas, por las bravas, sólo deben actuar para defender su Navarra, su España.

Siguiendo su tradición...

El propagandista, otrora de los grapos, hoy de los peonesnegros, se mete con los conservadores posibilistas que hay en el PP, en la UPN y en la CDN.

Temo, si por él fuera, se pasearían por las calles de Pamplona los restos de Espoz y Mina, -¿un liberal clásico a la moda de hoy?- penitenciados en auto de fe.

Por lo que se ve y se lee, no faltarían manos.