Se propaga la película de Inés París, "Miguel y William"
La trama gira en torno a la posibililidad de que Shakespeare hubiera viajado a España y trabado relación con Cervantes. Y es que según se lean los calendarios, al cabo, ambos coincidieron en entregar sus almas el mismo día del mismo mes del mismo año.
Anthony Burgess -Trilogía Malaya, La Naranja Mecánica, Los Poderes Terrenales- ya trató esa posible relación en un relato hermosísimo en el que William finalmente reconocía la superioridad humana y literaria de Miguel. Burgess heredó de ambos una fina percepción sobre la condición humana y el poder.
Por ejemplo, en las tres novelas citadas, escritas en un lapso de poco más de veinte años, aparecen como personajes colectivos las bandas de jóvenes fuertemente influidos por el cruce de civilizaciones y culturas, que viven completamente desarraigados y que buscan satisfacer sus carencias con el ejercicio de la violencia nihilista.
Burgess nos describió este nuestro futuro observando lo que su presente con los lentes que le prestaran Cervantes y Shakespeare
Shakespeare pertenecía a la última generación de anglicanos que pudieron escuchar la historia de la conversión forzosa de sus abuelos católicos de los labios de estos. Cervantes, "duelos y quebrantos los sábados", también conocía otras forzadas conversiones... y además, estuvo preso en los baños de Argel.
El propio Burgess...
Hoy, cuando las guerras híbridas incluyen reediciones del empleo del secuestro como arma psicológica y de propaganda ya practicadas en el siglo XVI en la Cuenca Mediterránea, tal vez esta película venga al caso.
De lo que no cabe duda es, que para ganar estas guerras híbridas, hay que llevar los muy precisos lentes prestados por Cervantes y Shakespeare o, como mínimo, tener leidas las citadas tres novelas de Burgess.
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