Escucho en Radio Sefarad a mis amigos Alex Baer y Esther Bendahan (Serfardistán, en El País) junto al apreciado Carlos Ruíz de la Serna.
Comentan, entre otras cosas, el recuerdo que de León Felipe hizo la ministra de Asuntos Exteriores de Israel, Tzipi Livni, durante el acto de inauguración de Casa Sefarad el pasado jueves en Madrid.
No hay nada más judío, no hay nada más español, que inaugurar una casa que todavía no tiene ni fábrica ni dirección postal.
Pero es bueno que se hable de "aquel jeremíaco que decía:/Solamente nos salvarán las lágrimas", León Felipe.
Al menos, el Instituto de Enseñanza Secundaria que lleva su nombre en Benavente (Zamora) sí tiene fábrica (vid. foto) y la pertinente dirección postal.
León Felipe fue, sí, un irreductible antifranquista. Pero supo enfrentarse, mirando a los ojos de los chequistas y en voz alta, a la clac del Congreso de Intelectuales Antifascistas realizado en la Valencia de la guerra civil española, denunciando los crímenes que el bando propio, su bando, venía cometiendo.
El mismo León Felipe que apenas dos años después, en el México de 1939, publicó La Insignia y El Hacha. Así, de esta última elegía española citada:
España no eres tú,
el de las harcas blancas,
ni tú,
el de los clanes rojos.
***
Ahora que Mariano Fernández Bermejo, tras la preceptiva jura o promesa, esta ya ministro de Justicia, desde este minarete personal cabe mostrar todo mi desagrado sobre sus referencias en el pasado sobre tener que haber luchado contra los padres y tener que luchar ahora sobre los hijos.
Pero, en cuanto a haber calificado como hipocresía social el ambiente que impregnó la gestión política, judicial y mediática del caso GAL, también hay que decir que tuvo razón al hacerlo...
Por lo demás, no ha lugar aquí para criticar a quienes le critican por oficio... o por odio, sentimiento muy poco cristiano.
Nunca más harcas blancas, nunca más clanes rojos
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Hablando de fábrica, dirección postal y de León Felipe- en asuntos de educación: en España, sabemos muy bien algunos lo que significa, indistintamente, ser calificado de rojo, judío, catalufo, españolazo.
Pregunten mis lectores por el Yeshivat Hesder "Nahar Deiah": hay negros, judíos, etíopes, israelíes - y no faltan cristianos y chiítas exiliados de El Líbano, junto a un joven león solitario de antigua familia hassidim- que allí se labran como hombres y mujeres libres, la más profunda religión.
¿Merece la pena echarles una mano, y no precisamente al cuello como pretenden tantos?
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