Lo contaba, hacia el final de sus días, Ricardo Muñoz Suay, viejo militante comunista que se había convertido en el alma mater de la política cinematográfica valenciana en los días del zaplanismo gobernante emergido de Benidorm.
Cito de memoria. André Malraux observaba desde Montjuïc cómo avanzaban desde la llanura de El Prat hacia la ciudad de Barcelona las columnas nacionales. Preso de terror musitaba con voz suficiente: "Los persas ... vienen los persas". En ese momento a su lado, Muñoz Suay aclaraba decenios después que Malraux identificaba, en lo alto el monte de los judíos barceloneses, como persas contra los griegos a los nacionales que iban a tomar la ciudad de los prodigios.
Hoy, en la no menos prodigiosa Comunidad Valenciana, tiene asiento la consignataria hispano-alemana de la naviera pública de Irán, que acaba de establecer un servicio de transporte de contenedores que, desde Corea del Norte hasta Francia, cubre todas las rutas y recala en todos los puertos donde le es posible hacerlo legalmente .
En pleno debate persa sobre cuestiones nucleares, creo que esta nota no es baladí.
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