Mientras, se anuncia que "el Ministerio de Defensa ha seleccionado a la División de Defensa y Seguridad de EADS-CASA para el diseño, desarrollo y suministro de un prototipo operativo de sección del Ejército de Tierra --36 efectivos distribuidos en tres pelotones-- del programa 'Combatiente Futuro' (COMFUT) por un total de 24,5 millones de euros".
Se pretende que el combatiente del futuro esté bien motivado al estar dotado de los medios precisos para asegurar su supervivencia en combate y sus comunicaciones en red. También se intenta que su potencial letal esté acompasado con los efectos que se persiga lograr con su acción.
En suma, busca lograr el éxito en su empleo aunando la mejor tecnología disponible con la sofisticación doctrinal más eficiente.
El COMFUT conoce el terreno y, sobre todo, a su gente. Tiene claro el sentido de su misión y la compensación que por su esfuerzo ha de obtener. Es flexible e imaginativo. Asume plenamente todos los riesgos y no desaprovecha ninguna oportunidad para lograr superioridad frente a sus adversarios. Conoce las reglas de enfrentamiento y las emplea a su favor.
El COMFUT ha estado presente en todas las guerras de la humanidad desde Gilgamesh. Su penúltima encarnación tomó forma en las montañas de Afganistán en los años ochenta del siglo pasado. Ahora nos debatimos sobre si usar contra él los mismos medios con los que ya fracasaron los soviéticos o ensayar nuevos -y viejos- procedimientos y soluciones.
Claro está, otra alternativa es ceder todo lo necesario para que quiera quedar en paz con nosotros.
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