Para cualquier español estudioso del presente, Portugal siempre es motivo de meditación. En este minarete personal, además, lo es de admiración.
Cuando terminaron, allá por 1974, las guerras de ultramar Portugal absorbió quizá a más millón de connacionales, de todos los colores, en medio de un dificultoso proceso revolucionario y una enorme crisis económica.
Hoy, Lisboa es pese a todas las dificultades una ciudad abierta, multicultural y, por tanto, profundamente portuguesa. Y con ella, Portugal entero, tal como es. Portugal no reniega del botarate Saramago o del militarote Kaulza de Arriaga (1), y (2) , pero sabe que es mejor honrar como se debe a todos los combatientes de esas guerras de ultramar, -vid foto nocturna-, aquellos cuyas vidas y vivencias tan bien nos mostró Lobo Antunes en "Fado Alejandrino"
La diferencia entre las dos principales dictaduras ibéricas se halla en la actitud sostenida por ambas durante la Segunda Guerra Muncial.
Al principio, España era 'no beligerante pero nada neutral', en feliz hallazgo de Curzio Malaparte en su novela "Kaputt", en favor del Eje. Luego se volvieron las tornas y el Caudillo se acomodó a la nueva situación, no sin enormes dificultades y renúncias.
Posterior y significativamente, la Unión Soviética se abstuvo de participar en la votación de condena contra su régimen en las Naciones Unidas
Salazar optó por una neutralidad pactada con los Aliados, cediendo abiertamente la utilización de bases a estos desde 1943 -vid. foto de 1944- en las Islas Azores, desde donde se pudo controlar al fin las trazas de los submarinos y corsarios del Eje que transitaban entre el Finisterre galaico y las Islas Canarias. Porutgal, a cambio, obtuvo garantías sobre la restitución de Macao y de Timor Oriental, ocupados por el Japón en los antípodas.
No menos significativamente, pese a su régimen dictatorial, Portugal fue uno de los países fundadores de la OTAN.
Por su parte, intentando compensar los acuerdos bilaterales establecidos en 1953 con los EE.UU., España, muy tardíamente, en 1972, convino con la Unión Soviética en cederle bases comerciales para su flota de pesca de altura en las Islas Canarias.
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