RMA Sandhurst es la Academia General Militar británica. Sus dos edificios históricos singulares se construyeron en el siglo XVIII y en el siglo XIX. El segundo, goza de calefacción.
No todo son comodidades victorianas. En la formación de los cadetes participa "The Gurkha Coy (Sittang) RMA Sandhurst", una pequeña unidad de nepalíes gurjas que se emplea para la enseñanza del combate cuerpo a cuerpo y de la maniobra hasta el nivel de compañia de infanteria. Son mercenarios, pero ¿quién se quejaría de ello en un ejército profesional habituado a combatir fuera del territorio nacional que le alimenta?. El equivalente en España supondría disponer en Zaragoza de una compañia de harkeños del Rif.
Pero en Sandhurst no sólo hay gurjas entre los extranjeros. Entre sus alumnos han figurado, por ejemplo, tres generaciones de la Casa Real de Jordania. También, entre tantos otros residentes y visitantes, hay un profesor alemán, Klaus Schmider, civil y muy conservador, que imparte clases de Historia de las Guerras en Europa.
Por ello, Schimder está especialmente cualificado para realizar la reseña del libro de Xabier Moreno Juliá La División Azul. Sangre española en Rusia, 1941-1945, (Crítica, 2004). Así lo ha hecho en las páginas 864 y 865 de The Journal of Military History, (Vol 20, No.3, de julio de 2006), publicación conjunta de la Sociedad de Historia Militar, la Fundación George C. Marshall y el Virginia Military Institute. Como deduce el curioso lector, todo ello constituye un ejemplo de multiculturalidad efectiva de Occidente.
Schmider afirma, con toda la razón de su parte, que Moreno "ha escrito lo que indudablemente permanecerá como definitivo estudio de un difcultoso y multifacético asunto en el tiempo que nos resta". Recomienda su pronta traducción al inglés, tal como en esta nota se requiere la corrección de la paginación de las notas en su edición de bolsillo (Booket, abril 2006) que correponden a la de la edición original de 2004 pero no al volúmen barato de 2006.
La militar, lejos de los nacionalismos estrechos que infectan a los ejércitos con mentalidad de guarnición, es quizá la esfera de la actividad humana en la que el multiculturalismo está más enraizado. Clausewitz, prusiano y proto-nacionalista alemán como era, sirvió en el ejército imperial ruso contra Napoleón, ignorando la no-beligerancia del rey de Prusia mantenida durante mucho tiempo. Los ejercitos anglosajones no perdieron hasta hoy, como ejemplifica RMA Sandhurst, sus características multiculturales. En dicho centro militar, no se habla ni se escribe en "británico", sino en inglés, lengua común, para empezar, de ingleses, galeses, escoceses y, especialmente, de irlandeses fieles a la Corona, esta si, británica.
Precisamente, por esa característica multicultural integradora que la democracia británica en evolución desde 1707 ha demostrado, no sólo en sus fuerzas armadas, conviene leer con detalle el último discurso sobre política internacional ante la persistente crisis en Oriente Medio librado por Tony Blair, su primer ministro, dado el pasado 1 de agosto en la ciudad estadounidense, fundada por españoles, de Los Ángeles. (*)
Tras su análisis, servidor se reafirma en su convicción de que, políticamente, está a la derecha de Carlos Solchaga y a la izquierda del mentado Blair, pero como dijo antes de su conversión batasunera el católico Bergamín el Jóven respecto de los comunistas y afrontando el juicio tras la muerte, "ni un paso más allá".
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(*) Tony Blair's Speech to the Los Angeles World Affairs Council. August 1, 2006. http://www.pm.gov.uk/output/Page9948.asp
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