Cuando se habla del respeto a la legalidad internacional, cabe recordar que no existe fuerza coercitiva mejor que la que proporcionan los Estados constituidos para imponerla.
Hay que recordar también que el mismo concepto de legalidad internacional es una invención occidental, más o menos asumida en todos sus términos por el conjunto de actores presentes en dicha arena, que no son siempre estatales.
Irán se había mantenido neutral al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Pero tanto la Unión Soviética como el Imperio británico concluyeron -acertadamente- que los recursos de Irán eran vitales y que las elites de poder persas eran simpatizantes de la causa del Eje.
En septiembre de 1941, violadas todas las legalidades internacionales por quienes habían iniciado la guerra formalmente dos años antes, británicos y soviéticos ocuparon Irán, librando fuertes combates.
El caso es, hoy, que quienes promueven efectiva y eficientemente la guerra, lo hacen manipulando la legalidad internacional establecida, con argumentos muy parecidos a los de quienes reclamaron la protección de las minorías en Bohemia-Moravia en septiembre de 1938.
Releyendo Appeasement Reconsidered: Investigating the Mythology of the 1930s, de Jeffrey Record, y confrontando sus consideraciones con los datos políticos y logísticos del periodo, cabe deducir que el apacigüamiento sirvió en 1938, y no fue poco, para que británicos, estadounidenses y, en menor medida, franceses, ganaran un año en sus preparativos de defensa.
Ahora...
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