8/15/2006

33 días... y la guerra continúa... con otros medios.

Javier Solana tiene una finura diplomática extraordinaria, sólo superada por su olfato político.
En la entrevista publicada hoy por El País afirma con toda seguridad que "la guerra se ha parado antes de que hubiera vencedores o vencidos". Efectivamente, despues de 33 días de combates abiertos, así ha sido pero, con el alto el fuego, la guerra no ha terminado.
A Solana, empero, le traiciona el espíritu generacional -y, tal vez, la asesoría- cuando afirma que "Las percepciones siempre son personales, pero la suma de percepciones personales indican que Israel, que nunca había mantenido una guerra con ningún país de la región que hubiera durado más de seis días, ha estado peleando contra Líbano y concretamente contra Hezbolá durante un mes. No ha habido derrota de ninguna de las partes. Pero es verdad la percepción de que Israel no ha ganado porque la guerra se ha parado antes de que hubiera vencedores o vencidos y esta es una situación histórica en la que Israel no se había encontrado hasta ahora".
La guerra que Israel sostiene data de 1947 como poco, cuando la resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas fue votada el 29 noviembre de dicho año y no fue aceptada por los países y pueblos árabes en un claro ejemplo de incumplimiento de la legalidad internacional. La foto que ilustra esta nota pertenece a ese periodo inicial de la guerra que sostiene Israel. Un buen amigo estadounidense me hacía notar estos días que en la campaña en el Líbano se repetía, con muy pocas variantes, la misma vieja historia desde que éramos niños... y somos cuarentones.
Israel, tras la campaña de los Seis Días de 1967, sostuvo la llamada guerra de desgaste con Egipto hasta 1973. No es casualidad que la FINUL esté en Líbano desde 1978 con sucesivos mandatos -incumplidos por todas las partes- basados en el armisticio de 1949 firmado entre Israel y el gobierno del Líbano. Un país, el Líbano, cuyas guerras civiles desde 1944, no sólo desde 1976, forman a su vez otro continuum. Israel sólo ha podido firmar paces estables, aunque frías, con Egipto y con Jordania. En cuanto a Siria... la guerra continúa.
La campaña de agosto de 2006 ha cambiado las reglas del juego entre Líbano e Israel. A diferencia de la del mismo mes de 1982, las tropas multinacionales que se desplegarán para hacer cumplir todos los mandatos de la ONU pendientes, tal como estableció su Consejo de Seguridad en la resolución 1701 de 11 de agosto pasado, serán mayoritariamente europeas.

Significativamente, el envío está apoyado en decisiones de líderes europeos que abominaron de la campaña en Irak de 2003. Estos, sincera o retóricamente, avisaron desde entonces contra el riesgo de guerra civil en el país mesopotámico. Y es cierto que la guerra civil larvada desde 1941, como poco, en Irak está avivándose desde entonces.

No por casualidad hubo una benévola neutralidad de Irán en 2003 que facilitó el éxito de las operaciones de guerra convencional que destruyeron al régimen de Sadam Hussein y al Estado iraquí. Esa benévola neutralidad brindó a Irán tanto la oportunidad de reforzar a Hizbulláh, su ejército por delegación en Líbano, con asistencia de Siria como a continúar en sus esfuerzos por lograr una posición hegemónica en el Islam y en el resto del orbe, mediando incluso la amenaza nuclear.

Tal vez hoy, tal como Amir Peretz, jefe del Partido Laborista -esto es, socialista- de Israel y ministro de Defensa de su gobierno, omo recoge The Jerusalem Post el, ha señalado y recoge The Jerusalem Post, "las negociaciones con Siria podrían ser posibles". Damasco sabe que, a partir del próximo 31 de agosto, vence el plazo dado por el Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 1696, de 31 de julio pasado, para que Irán suspenda el enriquecimiento de uranio y especifique de una vez sus proyectos nucleares.
Del estado de ánimo de los israelíes tras la campaña de los 33 días, el anuncio del despliegue de tropas multinacionales en Líbano y ante la inminencia de la crisis internacional a propósito de Irán cabe hacerse una idea leyendo en The New Republic el artículo de Yossi Klein Halevi "Final Reckoning. Israel's Broken Heart".
Israel, pese a la suma de percepciones personales que cita Klein Halevi, ha ganado algo muy importante: un poco de tiempo para ver si la guerra termina, con medios diplomáticos internacionales, en paz. En las manos de Siria y de Irán está el fin de la guerra sostenida desde 1947 por Israel.
Es de temer que, ésta vez, si alguien se equivoca, los nietos de gentes como Abba Kovner podrían no ser contenidos por nada ni por nadie. Una consecuencia, tal vez, de la memoria histórica si se reeditan contínuamente creíbles amenazas de exterminio contra todo un pueblo.

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