7/30/2006

¿Qué pasó con la Segunda Transición de Aznar?

Veo con preocupación que se achaca a José Luis Rodríguez Zapatero la voluntad de realizar una maligna "Segunda Transición". No tengo información fiable al respecto, pero el pasado reciente algo me indica sobre bajo qué condiciones se están desarrollando el debate y las decisisones de fondo en la política española.

La primera Segunda Transición, en todo caso, la inició Aznar, tras anunciarla por escrito en 1994, cuando obtuvo la mayoría absoluta en 2000.

En términos militares de moda, sus operaciones basadas en los efectos (EBO, en inglés) han conducido a la actual situación.

La equivocación de Aznar fue ignorar, a partir de 2000, que la ciudadanía española -incluidos los etarras, mal que les pese- responde a múltiples intereses y percepciones que no es posible asimilar a las ideas de un sólo hombre o, al menos, a las expresadas por él.

El problema de Aznar, hoy y ayer, es el mismo que tiene cualquier líder político con voluntad de influir decisivamente entre sus conciudadanos. Si exige adhesión inquebrantable a sus propuestas, entre el conjunto de los ciudadanos surge, democrática y mayoritariamente, la negativa a hacerlo. Sólo los fieles a uno, cobrando o no, atienden a la llamada.

En ese caso, ni el arzobispo de Toledo, Cañizares, cardenal primado de España, escoltado por Rouco, cardenal arzobispo de Madrid y no sé sin Patriarca de Indias, aunque sea en "Humanitas", revista chilena, atienden equilibradamente a razones.

Ineludiblemente, Zapatero, aún sin contar con un programa publicado como el que presentó Aznar en 1994, gozará de mayor márgen de maniobra y, en democracia, de victoria.

Aznar perdió "su" segunda transición. Un ejemplo: al presentarse en las Islas Azores, ¿tuvo Aznar disponible como presidente del Gobierno de España fuerza militar combatiente eficiente que aportar en la campaña de destrucción del Estado y del régimen iraquí de Sadam Hussein junto a los Aliados?.

La respuesta es "no". Razón inmediata: los pactos negociados en el Hotel Majestic de Barcelona, incluyendo la supresión del modelo mixto de Fuerzas Armadas, en 1996, que en 2001 ya habían inhabilitado toda eficiencia militar de España. Concretamente, Aznar cedió ante Pujol en la única institución política que afecta directamente a las Fuerzas Armadas en cualquier nación: el sistema de reclutamiento de Tropa y Marinería.

Tenía razón González cuando se opuso a la supresión política del modelo de Fuerzas Armadas que pactó con Fraga: los efectos resultantes sólo serán limitados en sus aspectos más negativos para España si Zapatero demuestra sentido común -de Estado, entre otras cosas- si hace más eficiente la burocracia operativa que son las Fuerzas Armadas españolas en su conjunto, bajo el mando del Jefe de Estado Mayor de la Defensa, a quién debe escuchar conforme a lo previsto por la Ley, antes de decidir ante cada circunstancia que afecte a la Seguridad y Defensa de España. Cosa que no hizo Aznar.

Aznar, sus fieles y sus coaligados de oportunidad, democráticamente, poco pueden hacer ya al respecto. Desde esta percepción personal de izquierdas, poco más se puede añadir.