5/30/2009

"Falconitis", pandemia en versión española


Leo la propaganda contra ZP y la contrapropaganda contra A y R sobre el empleo de aviones Falcon y lo único que me sorprende es la aparente falta de estricta regulación sobre el empleo de tales medios del Estado: El Gobierno revisa la norma de uso del Falcon para aplacar las críticas. Inserto foto de uno de los cinco Falcon 900 en servicio, con sus bultitos y latigillos EW-ECM y, de fondo, cola de un Air Europa, transportista "externalizada" de nuestras tropas en despliegues "administrativos" tras lo del "Yak-62", repito, "Yak-62" y no me equivoco.

Con revisar los informes de vuelo del Grupo 45 de las Fuerzas Aéreas y del 402 Escuadrón, hermanado con el 803 de CSAR en el Ala 48 de las Fuerzas Aéreas durante, pongamos, los últimos 25 años tendrémos una base para escribir con criterio y rigor.

Pero si Fraga utilizaba un Volvo blindado cedido por un empresario amigo durante la Transición; si no han sido pocos los vuelos privados -usando de medios públicos españoles o no- en espacios aéreos europeos, africanos y caribeños por parte de tanta alta personalidad (ese Sarko y esa Bruni en diciembre de 2007 en Egipto); si Felipe fue acusado de Flick y de Flock por parte de los beneficados por la Konrad Adenauer e, incluso, si recordamos aquel accidente de helicóptero oficial (externalizado) de la BESCAM que sufrieran el propio Rajoy y la mismísima Esperanza Aguirre la pregunta es:

¿Alguién duda que es bastante más grave la cesión de bienes privados a cargos públicos como hace hoy El Pocero en Guinea Ecuatorial con su flamante Global Express XRS?

El empleo ilícito de bienes públicos es malo. Hubo corresponsal de RTVE ante el Vaticano que, felizmente casada con un piloto de transporte militar italiano, se venía a pasar los fines de semana en el C-119 de su santo con el coche particular dentro operando desde Torrejón, con todas las bulas habidas y por haber.

Pero peor es el empleo de bienes privados en beneficio de responsables públicos, sean estos electos o no. Esto lo sabe hasta el Tato, qué no sabrá el Correa...

No hay comentarios: