El mundo, ciudadanos, ciudades y crisis: hay que saber latín y cuatro reglas de cálculo

1. Leí ayer con suma atención la "tercera" de ABC El mundo después de Bush, escrita por Rafael L. Bardají. De hecho, la leí dos veces y recomiendo encarecidamente su lectura.

Describe perfectamente los presupuestos básicos de la estrategia de los EE.UU. en su acción exterior en defensa de sus valores e intereses nacionales. Y convengo en que estos prespuestos no variarán, dando lugar a las acciones que el nuevo Presidente y el Capitolio acuerden realizar y controlar, sujetos a la Ley positiva.

Desgraciadamente, Bardají no cae en la cuenta de que Bush Jr. ha resultado -como la mayoría de sus palmeros "neo-con"- el vocacional más europeo continental de los presidentes de los EE.UU. en sus 232 años de andadura como nación con raíz y voluntad democrática. Y por ello es de lamentar que, siendo Bardají un demócrata, pese más en él cierta tradición europea continental que él padeció siendo jovencísimo universitario "trostkista" por partida doble: la de atribuir a un líder la esencia de la estrategica de toda una nación. Bush Jr. es EE.UU. sólo en la misma medida en que España, por ejemplo, es Aznar: en ambos casos, son ciudadanos activos políticamente que gozaron de liderazgo democráticamente contrastado. Cualquier otra apreciación es fomento del "caudillaje", hecho siempre indeseable, sea a derecha o sea a izquierda.

2. Montilla elogia la Barcelona innovadora frente a la "ciudad aparador" de Madrid y nadie debe escandalizarse por ello. Primero, porque al emigrante integrado que es Montilla le han elegido como jefe del poder ejecutivo en el principado de España que es Cataluña y, segundo, porque como dijo el de Nazaret, los hechos dan a conocer y se pueden cotejar fehacientemente junto a los costes concretos y relativos de los dichos hechos.

Dicho esto, hay que advertir que Barcelona se parece mucho más a Madrid hoy que en 1980. En la Ciudad Condal trabajan y hasta viven muchos funcionarios públicos con plazas en propiedad que antes no existían. Aún con todo, respecto de las respectivas diputaciones provinciales, el exceso de Madrid en materia de gasto público sigue siento más aparatoso , y

3. El Príncipe defiende la aportación de España para resolver la crisis.

Quienes, portando D.N.I. español, desearan y/o, caso de darse desprecio a dicha aportación, se alegraran de que así no fuera, sobre todo si buscando particular provecho, tienen una calificación moral y política, si no jurídica: sospechosos de crímen de "lesa patria" y/o de "lesa majestad", que monta tanto, tanto monta.

En la foto: ejemplo intolerable, como tantos, de discriminación lingüística contra ciudadanos que, tal como establece la Constitución de 1978, son iguales en derechos y obligaciones. Como comprobarán, el caso no afecta geográficamente a la "derecha españolista"; si, evidentemente, a quienes en una universidad española, no importa la del caso, no sepan latín, lo que equivale a no saber tampoco castellano....