Las corporaciones que basan su "ethos" en el hecho de tener que matar y la probabilidad de tener que morir pueden caer, como todas, en aberraciones.
No voy a hablar de ellas, sino de cierto estilo de gestión que, pese a la imperfección inherente a cada ser humano, facilitó que corporaciones en pie de guerra hiciera las cosas bastante bien.
Hacia el 21 de noviembre de 1942, durante la carrera de los Aliados hacia Túnez:
"Sin perder jamás la oportunidad de actuar como mariscal de campo, Churchill acusó impaciente a sus comandantes militares de tibieza y desinterés por la logística. 'El ejército es como el pavo real; casi todo cola'. A lo que replicó tajante el jefe del Estado Mayor, el general Brooke: 'El pavo real sería un ave muy mal equilibrada sin su cola'. Pero Churchill, sin dejarse persuadir, simplemente cambió la metáfora: 'Yo quería que el norte de África fuera una plataforma de lanzamiento, no un sofá'. Si bien los comandantes británicos expresaron sus dudas sobre la capacidad combativa de los yanquis, algunos albergaban serios reparos respecto a sus propios rangos. A principios de ese año, Churchill había expresado su preocupación de que 'nuestros soldados ya no sean tan buenos combatientes como lo fueron sus padres' y a Brooke le angustiaba que la 'mitad de comandantes de cuerpos y divisiones son totalmente incompetentes' debido a 'la pérdida de nuestros mejores oficiales en la última guerra'". Richard Atkinson. Un ejército al amanecer. La guerra en el norte de África 1942-1943 (Barcelona: Crítica: 2004; pg. 202)
Eran los días en los que un tal Eisenhower, que núnca había mandado otra unidad operativa que un batallón, aprendía rápido cómo gestionar, mandando persuasivamente, una coalición de ejércitos muy distintos entre sí.
En la foto, Brooke -impecable-, Churchill -con pseudo decimonónico uniforme naval y pajarita- y el 'insufrible' Montgomery, éste último con una pinta no muy marcial, salvo la boina.
Para más información Eliot A. Cohen Supreme Command. Soldiers, Statemen and Leadership in Wartime (New York: Simon & Schuster: 2002; paperback 2003).
Sospecho que toda corporación, en tiempo de paz y de guerra, también tiene que ser dirigida y controlada por buenos gobernantes, electos democráticamente y/o designados por aquellos por su competencia profesional y lealtad etica, con esos modos.
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