2/13/2008

Con María San Gil, contra las serpientes


La agresión y amenazas sufridas por María San Gil en Santiago de Compostela son inadmisibles. Debe de ser investigada la autoría y los responsables enviados a juicio inmediatamente. Parece que así será.

Dicrepo mucho respecto de las ideas y actitudes de María San Gil, pero quiero seguir haciéndolo por que ella es de los míos.

La violencia física y verbal -alentada por quien sea y contra quien sea- debe ser reprimida dura, legal y democráticamente. En esas prácticas anidan los huevos de las serpientes. Si las dejamos desarrollarse hasta su cénit, el resultado es Bergen-Belsen (vid. foto).

Por ello sigo sin comprender por qué a la peor de las serpientes que tenemos sueltas se la sigue tratando con miramientos, especialmente desde las más elevadas instancias judiciales, acogiéndose a doctrinas jurídico-políticas que los asesinos y sus abogados saben usar como nadie en su beneficio: Contra ETA: a De Juana como a Hess.

6 comentarios:

Martín dijo...

Saludos y enhorabuena por una bitácora impresionante y utilísima, que procedo a añadir de inmediato a mi humilde "blogroll". Personalmente, siempre he pensado que es un error político y estratégico de primera magnitud el no considerar a la ETA y todo el movimiento secesionista que aquella vertebra, como un enemigo contra el que se sostiene una guerra, y no sólo como una organización criminal de tíos y tías muy malos. Los etarras independentistas son criminales, sí, pero sobre todo enemigos de España.

Jorge Aspizua Turrión dijo...

Conozco bien a esos criminales, con alguno de los cuales comparto vínculos familiares de sangre.

El problema es no dejarnos infectar por su maldad. No podemos caer en la tentación de imitarlos en nada, ni verbal ni físicamente.

Un cordial saludo

Anónimo dijo...

Quien siembra vientos recoge tempestades. Ni vientos ni tempestades.

Por otra parte, ya está bien del victimismo del PP. No me creo que haya habido agresiones peores que las que sufrió Bono en una mani.

Jorge Aspizua Turrión dijo...

No hay que sembrar el mal.

Lo de Bono fue una canallada y lo de San Gil otra, más agresiva.

Lo dicho, no hay que sembrar -ni cultivar- el mal

Anónimo dijo...

Enhorabuena por sus comentarios y por su actitud. No quiero dejar de comentarle, sin ánimo de ser mezquino, que cuando se produce un acto de barbarie contra una persona, María San Gil u otra cualquiera, no creo necesario el desmarque expreso de las opiniones políticas del agredido. Lo único que importa es abrazar al agredido, ponerse a su lado. Y maldecir al bárbaro, claro.
Un saludo cordial,

Jorge Martín

Anónimo dijo...

Enhorabuena por sus comentarios y su actitud. De todos modos, no quería dejar de comentar, sin ánimo de ser mezquino, que cuando una persona es objeto de un acto de barbarie, sea María San Gil u otra cualquiera, no es necesario desmarcarse expresamente de sus ideas políticas. Lo único necesario en ese momento es abrazar a la víctima, hacerla nuestra. Y maldecir a los bárbaros, claro.
Un saludo cordial,
Jorge Martín.