8/30/2007

De Bagdad a Rabat

Es evidente que todo debate sobre política internacional se realiza en función de la lucha por la hegemonía o la influencia en el interior del sistema de poder de cada nación.

El que sólo se opine sobre lo que hace este o aquel gobierno al respecto es señal clara de que algo falla por la base.

Por ello, es un verdadero placer leer en ABC Un dilema que no sólo es Bagdad, del siempre sensato Valentí Puig, y encontrar en él excusa para señalar que, para Europa y los EE.UU., las elecciones generales a celebrar en Marruecos el próximo 7 de septiembre revisten suma importancia.

Servidor no es experto en nada y, menos, en asuntos concretos como este.

El escenario marroquí cara a estas elecciones recuerda tanto al de Argelia en 1992 como al de España en 1977, sin que se puedan dejar de evocar tanto las elecciones habidas en Irak -¿recuerdan?- como los previsibles resultados de las que pudieran celebrarse con plenas garantías democráticas en Egipto algún día.

De momento, observemos cómo se ha constituido desde el pasado 31 de mayo la Misión Internacional de Observación que tomó forma el pasado 25 de agosto. En dicha misión figuran representantes cualificados de Bélgica, Canadá, Egipto, Eslovenia, EE.UU. Francia, Indonesia y Países Bajos.

Obviamente, se echa en falta la presencia de observadores de Alemania, Arabia Saudí, Argelia, China, Emiratos Árabes Unidos, España, Irán, Italia, Japón, Portugal, Reino Unido y Rusia, países directamente concernidos por todo lo que suceda en los accesos inmediatos al Estrecho de Gibraltar.

Por los neoalmorávides y neoalmohades, ver mapa inserto, no se pregunten en vano; la respuesta es la misma que ya había antes del 11-M: en ambas orillas, están dentro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Salam 'alaikum,
Sí, son elecciones importantes, pero no son similares, em mi humilde opinión, con las españolas de 1977. Daré dos motivos: la prensa y la sociedad eran en 1977 y son mucho más libres en España que ahora en Marruecos. Véase la ultima vuelta de tuerca contra periodistas. Y por otro lado, la pobreza sigue estando muy extendida, y el analfabetismo que la acompaña.
Yo animaría a lxs marroquíes a ir a votar, por supuesto, pero conviene no darle excesi¡va trascendencia al ejercicio espectacular del rey -que Al-lâh lo proteja-.
En ese mismo sentido, Marruecos necesita una transición, con cambio constitucional, para afrontar la necesaria purga en el Estado para que sea un país aconfesional y con separación de poderes.
No hay más vuelta de hoja, en mi opinión.
Con la paz,